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INFONAVIT y la injusticia latente

Por: Héctor Saldierna

Abriendo Brecha

Creado en 1972 en la gestión de Luis Echeverría Álvarez, el Instituto del Fondo Nacional para los Trabajadores hacía justicia a millones de trabajadores mexicanos que aspiraban a una casa, conforme a los dictados del constituyente de 1917 de otorgar una vivienda digna y a un costo accesible y razonable.

Sin embargo, ese gusto solamente duró unos cuantos años porque para 1989, esos créditos del Infonavit se convirtieron en préstamos de carácter privado a 30 años y pagando una serie de intereses.

Ya no tenían ese espíritu social por el que habían sido creados y que respondía exactamente al reclamo que había recogido el Constituyente del 17, que por cierto habían pasado varias décadas para que se hiciera realidad.

Pero el pensamiento neoliberal, que se inauguraba en ese momento en la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, se encargó de sepultar el beneficio hacia los trabajadores y lo transformó en un crédito de tres décadas y cubriendo onerosos intereses.

Carlos Salinas, en consonancia con el Consenso de Washington y el esquema neoliberal que habían diseñado Ronald Reagan y Margaret Thatcher, se alineó muy bien a esos propósitos e impidió que los trabajadores gozaran de los beneficios sociales que habían originado este tipo de préstamos.

Sobre el particular, el Ing. Luis Suárez, funcionario del Infonavit en los años 70 y quien se encargó de construir las primeras viviendas, indicó que desde 1989 se transformaron los créditos de orden social hacia un crédito hipotecario normal.

Antes, un trabajador contaba con el beneficio de saldos insolutos, es decir, sin intereses y en 15 años podría pagar el crédito ante Infonavit. Incluso, con los incrementos salariales, tenía la oportunidad de pagar en menos años.

Después del 89 y gracias a Salinas, los trabajadores enfrentaron otra realidad y tenían que cubrir en 30 años el préstamo, diseñaron el Veces Salario Mínimo, con lo que cada año había incrementos de los créditos en función del SM, con la posibilidad de enfrentarse ante problemáticas derivadas de un empleo inestable.

No fueron pocos los casos que obreros perdieron sus viviendas.

Luego llegaron los tiempos del panismo, con Fox y Calderón. Se incrementó la oferta de vivienda, Los desarrolladores hicieron un gran número de casas para los trabajadores. Todo bien, sin duda.

Aquí había que abonar que se abrió el crédito en forma pública y se hicieron a un lado a los dirigentes sindicales, quienes eran lo que repartían las viviendas a sus agremiados y amigos.

Sin embargo, se empezó a darse el fenómeno que una persona que le entregaban un crédito de 100 mil pesos, lo llegaba a pagar en 10 años, pero para esa fecha ya debía 200 mil pesos. Es decir, se incrementaban los montos del préstamo a niveles inconmensurables.

Esta situación persiste porque hay quienes han obtenido un crédito por 900 mil pesos. Pasaron unos años, cubrieron esa deuda y ahora están debiendo exactamente la misma cantidad. Es decir, son préstamos impagables, donde los trabajadores no tienen ningún tipo de apoyo.

Ahora, en el presente gobierno, se ha cambiado el sistema de Veces Salario Mínimo (VSM), que había sido una estrategia de los gobiernos del PRI y del PAN. Ahora se han convertido en crédito a pesos, con lo que se promete que disminuirán los intereses.

Sin embargo, Luis Suárez advierte que sólo es una trampa y que no hay solución al respecto. Seguirá la misma problemática.

La realidad es que los trabajadores están prácticamente solos y no tienen ninguna posibilidad de mejorar esta situación. Los acuerdos en materia de vivienda no han sido favorables a sus intereses. Y desde hace muchos años prevalece una situación anómala.

Puede decirse que el ideario del Constituyente de 1917 ha sido tan sólo una vana ilusión de mejorar y tener una vida digna. Sigue siendo un pendiente, consecuencia de los grandes intereses y de la ausencia de sensibilidad para ayudar a los trabajadores en la consecución de una vida mejor para sus familias.

 Es un asunto de reflexión  y poner en la mesa esta problemática que debe resolverse en el menor tiempo posible.

¡Y hasta la próxima!