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Fin de año y apocalipsis milenarista

Por: Juan Salomón

A propósito de mitos, existe uno muy extendido del 31 de diciembre del año 999 en algún o algunos lugares de la vieja Europa:

Narran ciertos cronistas que al aproximarse la última noche de aquel  oscuro año, los templos religiosos se llenaron de mujeres y hombres temerosos de que en los primeros minutos de la madrugada del año 1000 ocurriera el fin del mundo.

Rezaban con patético fervor sin distingo de condición social y económica, los ricos regalaban sus fortunas, los prestamistas condonaban las  deudas, los y las infieles confesaban su adulterio, los enemigos se abrazaban y se  perdonaban los unos a los otros. En general, todos se arrepentían de sus pecados e imploraban la misericordia divina.

Algunas personas estaban tan aterrorizadas que decidieron suicidarse antes del inminente Juicio Final.

Las puertas de las casas se quedaban abiertas de par en par porque nadie temía que los ladrones se atrevieran a robar en las horas postreras de la humanidad.

Unos minutos antes de la medianoche, la muchedumbre se mantenía atenta y con la mirada fija en el cielo nocturno. Esperaban con el alma en vilo la aterradora señal del Apocalipsis.

¿Y por qué los acosaba ese miedo irracional? La mayoría de la gente no sabía leer ni escribir y suponía que al llegar a los primeros mil años de la era cristiana, se acabaría el mundo.

 ¿Cómo sería el final de los tiempos? ¿Caería un cegador rayo proveniente del  espacio? ¿Habría un devastador terremoto? ¿Un incontenible diluvio arrasaría con todo vestigio de vida? ¿Jesucristo mismo en persona  descendería de los cielos para premiar a los buenos y castigar a los malvados?

Esto habría sucedido hace más de un milenio. En la época actual de incredulidad y escasa fe, pocos dan crédito a las profecías bíblicas o de otras fuentes. Ni siquiera este irreverente escribidor de poca monta, y no vaya a ser que, por blasfemo, un día de estos nos llevemos un susto, por el cambio climático, por las pandemias o por las locuras del anticristo Putin y la guerra de Rusia con Ucrania.

 ¡Toquemos madera por si las dudas y disfruten un feliz año nuevo, amables amigues que nos hacen el favor de leer esta columneja!

LA MEJOR NOTICIA DEL AÑO

Ahora sí el presidente Andrés Manuel López Obrador se aventó una audaz puntada que no sabemos si tomarla en serio o como genial broma con motivo del “Día de los Santos Inocentes”. Dijo que el próximo año México tendrá un sistema de salud pública tan eficiente como el de Dinamarca… o mejor. ¡No totol!, exclamarían a voz en cuello los paisanos de los tíos Bielma y Melitón.

Los mexicanos no saben a ciencia cierta si aplaudir por este anuncio  o lanzarle una sonora trompetilla al popular inquilino del Palacio Presidencial.