Buen día apreciado lector:
Siempre que hay relevos en cualquier institución, se presenta una esperanza de que las cosas funcionarán mejor y en el Poder Judicial del estado es donde más se necesita.
Hasta el año 2016 se trabajó muy bien no solo en impartición de justicia sino en la modernización de sus inmuebles.
Se trabajó con decencia y rectitud y como en casa de cristal, todo estaba a la vista, con claridad y honestidad general.
Pero llegaron un presidente y dos presidentas; todo se descompuso, nos cayó el chahuixtle y el desprestigio cayó sobre todo el gobierno, usted ya sabe por qué.
Se supone que esta mañana de viernes habrá relevo oficial.
Y a pesar de todo lo malo que se habla, se oye y se escribe en torno al relevo, hay esperanza de que la nueva presidenta o el nuevo presidente recompongan las cosas; que los señores y señoras magistradas recuperen la dignidad y la vergüenza y elijan a la persona adecuada que haga recobrar el antiguo prestigio de nuestro Tribunal Superior de Justicia.
Que en verdad se solucionen los problemas con apego a la verdad y que, por fin, los justiciables no solo confiemos en la justicia divina, esa que más temprano que tarde seguramente alcanzará a los que vergonzosamente lo han deshonrado y usted ya sabe quiénes son.
ACAYUCAN OTRA VERGUENZA
El pasado fin de semana este reportero tuvo la oportunidad de visitar de nuevo el terruño querido para participar en un sensacional encuentro con la familia, con motivo de las Bodas de Diamante de Laura, la hermana mayor, en sus 60 años de matrimonio con Floriberto Santibáñez Gaona, con quien forjaron su propia familia y cinco valiosos hijos como son Javier, Bertoldo, Daniel, Fernando y Juan Carlos, que entre todos organizaron inolvidable fiestononón.
Con ellos estuvieron mis hermanos Pedro, Juan Francisco, Enrique Silvio, Raúl Alfredo y Soledad del Carmen. Antonio, vive en Chicago y no pudo asistir. José Víctor y Trinidad, junto con mis padres Soledad y José Antonio ya solo viven en nuestras memorias con todo nuestro amor.
Estuvieron también amigos de nuestros tiempos y edades que nos hicieron favor de desplazarse de muchos lugares, pero hago énfasis en el médico veterinario Rafael Riaño Barradas con su señora esposa Katia Masó. El doctor es miembro de una familia queridísima en Xalapa, siempre promotores de la fiesta charra y generosos y muy humanos, como también lo son don Fernando Riaño Barradas y su familia.
Lo malo de todo esto fue advertir que mi querida Acayucan sigue siendo rancho grande, las carreteras de su libramiento están de lo peor en vil terracería, mientas la carretera a Jáltipan luce bellamente remodelada por el gobierno federal. ¡Qué vergüenza!, ¿qué carajos hacen los gobiernos con la lana del presupuesto?
Tenga paz y armonía en su hogar. Cuide las plantas y el agua. [email protected]