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Ahued, entre el hacer y el no hacer

Por Alfredo Bielma Villanueva

Quien a fines de la semana pasada fue sometido a intenso bombardeo mediático es el alcalde xalapeño Ricardo Ahued Bardahuil, la causa no estriba en que MoReNa lo haya postulado ya al gobierno del estado, tampoco del hallazgo de malos manejos financieros en su administración, o que haya decidido regresar a su escaño en el senado de la república, no, paradójicamente es debido a que está haciendo una obra pública sin precedente en cualquiera de las administraciones municipales de al menos en lo que va del presente siglo, incluida la primera ocasión en que desempeñó el cargo que ahora ocupa, de 2004 a 2007. “Tiene de cabeza a la ciudad”, “no informa sobre vías alternas”, “la ciudad es un enorme estacionamiento”, “no existe un programa de obras debidamente planeado”, son entre otras las premisas quejumbrosas. No es posible negar que efectivamente las obras de referencia ocasionan desquiciamiento vehicular, pero es explicable porque “las vías alternas” sugeridas simplemente no existen a causa del sistemático abandono en brindarle a este municipio una infraestructura acorde a su categórica condición de capital estatal. Hágase memoria respecto de cuándo es la última avenida en construirse en Xalapa para aliviar la vialidad, y se encontrará con el boulevard diamante que alivió el ya entonces sofocante tráfico de San Bruno, trazada y pavimentada justamente en el anterior periodo de Ahued en la alcaldía. En retrospectiva, el gobernador Fidel Herrera construyó el puente Bicentenario, el paso a desnivel en Araucarias y el Distribuidor vial de Las Trancas, Patricio Chirinos construyó la Avenida Presidentes, el Puente y boulevard a Banderilla y ensanchó el boulevard a Coatepec; Reynaldo Escobar prolongó hacia Lázaro Cárdenas el circuito presidentes y construyó el puente sobre 20 de noviembre; el gobierno de Dante pavimentó el Arco Sur y ensanchó la vialidad de 20 de noviembre de La Piedad a la carretera; David Velasco hizo el paso a desnivel de Pípila; Elizabeth Morales el Puente de los Lagos; Américo Zúñiga, el Colector del poniente-norte y remodeló parte del centro de la ciudad en el circuito Zaragoza – Enríquez; que continuó Hipólito Rodríguez con Aldama y tramos de Revolución y Clavijero;. y más atrás la gran obra de don Agustín Acosta: la Avenida Ruiz Cortines, la ampliación de Lázaro Cárdenas, extendido hasta el aeropuerto de El Lencero, la pavimentación de la Av. Murillo Vidal, etc. No es este un intento de justificación de la obra del actual alcalde, sí en cambio de reconocimiento por haber emprendido al unísono las obras que está llevando a cabo, pues de otra manera y para no molestar pudo haberlas programado espaciadamente para toda su administración para evitar molestias y todos felices y contentos, para después atribuirle al alcalde la culpa de “no hacer nada” por Xalapa. El alcalde Ricardo Ahued ha emprendido estas obras porque es su obligación y la asume, pero como ciudadanos debemos estar convencidos de cuánto falta por hacer y aceptándolo aportar la parte que nos corresponde. Está visto, las quejas no se deben a las obras si no a las molestias que provocan, queda a criterio de la ciudadanía poner en la balanza su eventual descontento y las necesarias mejoras a la infraestructura urbana.  Por otro lado, hay un presupuesto a ejercer y para no incurrir en subejercicios debe aplicarse en el periodo correspondiente, sí así se hace no habrá motivo para el señalamiento frecuentemente formulado a las autoridades de omisas e ineficientes; la inflación es otro factor, pues el costo de una obra realizada en este año se elevará sustancialmente en el siguiente ejercicio. Hay en cartera muchas obras más para Xalapa, que por supuesto provocarán contratiempos y en esa perspectiva, al parecer el ayuntamiento ha tomado el camino más difícil de sacrificar imagen a cambio del cumplimiento efectivo del deber. Ojalá las protestas no mengüen ese significativo entusiasmo y se siga adelante por el bien de Xalapa.

Es pírrico el inventario de vialidades en Xalapa, ubicada entre las capitales urbanísticamente más atrasadas de entre las 32 capitales de entidades federativas en que se divide la república mexicana. Si queremos un cambio para mejorar es ahora o nunca.