El encabezado de este artículo pudiera pecar de alburero, sin embargo, es producto de las circunstancias de nuestro entorno pues los casos de los “doblados” están de moda: según Trump, “dobló” al gobierno mexicano con la amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos ingresados a los Estados Unidos, y lo consiguió, pues a cambio de que desistiera de su amenaza el gobierno mexicano aplicó un abrupto giro en su política migratoria. Algo semejante a este doblar de manos, o cambio súbito de opinión, sucedió al presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, quien mutó su actitud de político contestatario cuando sintió más cerca el fuego de la metralla disparada desde el gobierno de Campeche; y ante la amenaza, aun latente, de proceder a su desafuero, el afamado “Alito” abandonó su conducta respondona frente al gobierno para convertirse en su comodín, y a la vez desentenderse de los compromisos contraídos con la Alianza Va por México al llevar al PRI a aprobar la propuesta gobiernista que somete la Guardia Nacional a los dictados de la Secretaría de la Defensa. No solo eso, también abonó el camino para prolongar la intervención de las fuerzas armadas en asuntos relativos a la seguridad pública hasta 2029. Gran servicio ha prestado “Alito” y sus marionetas legislativas al aprobar la propuesta gubernamental, ahora queda a la espera del “pago” a sus servicios, la moneda de cambio consiste en su permanencia al frente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de diputados y remitir al archivo muerto la iniciativa para su desafuero. No sabemos si le cumplirán. Sin embargo, de algo debemos estar ciertos: “Alito” se ha convertido en un político de deshecho, nada confiable para ninguna de las partes políticas en pugna, pues en su condición de veleta su compañía es indeseable, su cercanía ya es tóxica. Aunque para el gobierno es conveniente su permanencia al frente del PRI, porque así minimiza aún más la ya disminuida beligerancia electoral de ese partido, y en carambola de dos bandas altera el proyecto original de la Alianza opositora. Falta por conocer la capacidad operativa de los opositores de “Alito” en el PRI, porque aquellos que por años formaron su nomenclatura y usufructuaron las delicias del poder (Beltrones, Gamboa Patrón, Pedro Joaquín, etc.) prefieren permanecer al margen de la participación abierta porque sobre ellos gravitan, cual filosa espada de Damocles, pesados expedientes de grueso contenido patrimonial. Esa circunstancia favorece a “alito”, quien, sin embargo, ha quedado huérfano de todo apoyo, sometido a lo que decida su nuevo jefe político, ya sin alternativa para negociar sus acciones, sin nadie que se le acerque excepto para darle instrucciones, porque ya es un político devaluado y tóxico, cuyo único destino es el basurero de la historia. Dicho sea con todo respeto.
«Alito» es tóxico» y ya forma parte del capítulo de los «doblados»
Por Alfredo Bielma Villanueva