En el transcurrir de nuestra vida vamos encontrando senderos que se bifurcan formando dos rutas o más para llegar a la resolución de un destino, un problema, de forma correcta y resolver de inmediato algo circunstancial u otras formas en las cuales uno tiene que decidir qué hacer.
Le llamamos intuición, esta última palabra como muchas otras contiene compendios completos que otros seres han estudiado, ya Platón se ocupaba del asunto 400 años antes de nuestra era; cuando mencionaba que es el conocimiento absoluto de la identidad de la mente con el objeto de que conoce, les platico que no solo él. Todos nosotros la hemos usado. Solo que lo hacemos tan frecuente o sentimos que es algo tan nuestro que una vez resuelto su uso la olvidamos, otros pensadores han profundizado en su conocimiento. Descartes en la edad media mencionaba su significado con una frase hermosa, decía: “El conocimiento intuitivo es la iluminación del alma” destacaba que era una iluminación divina que representa la realidad, lo absoluto, pero vayamos a lo que el Premio Nobel Henri Bergson, destacado filósofo y escritor. Para él es una fuente de conocimiento inmediato. (Trato de sintetizar al extremo los conceptos para que tengan cabida en este artículo, sin sacrificar la idea central). Ya lo decía El gran psicólogo y psiquiatra Carl Gustav Jung que la gente hace uso de ella, me incluyo, la empleamos para decidir la ruta en algún campo desconocido. Y agregaba que debemos estar agradecidos por poseer esta facultad divina que nos otorga cierta luz sobre “lo que está más allá de las cosas”. Jean Charon es un físico y filósofo francés investigador del pensamiento humano, se introduce a fondo sobre el conocimiento molecular que nos compone (de lo que estamos hechos) y destaca la cantidad de información que guardan los electrones para comunicarse entre sí en un verdadero intercambio espiritual sobre el que descansa nuestra vida. A esto se le conoce como “campos mórficos”, su nombre se le atribulle a Rupert Sheldrake. Es muy interesante su propuesta que va de los intercambios, los contactos entre los seres humanos u otros elementos animales, vegetales u objetos que existen en nuestro plano de materialización. Ahí se genera al intercambio de información, es una forma de armonía, de equilibrio que abre el conocimiento. Parecería complejo pero la lógica y mi intuición me indica que debo seguir proponiendo la idea que este científico expresa y con esto concluiré, dejando la mayor parte de lo encontrado sobre el tema para una mejor oportunidad. Sheldrake argumenta que, al desaparecer un sistema organizado de nuestros componentes atómicos, el campo organizador desaparece de su sitio en donde se encuentra pero los campos mórficos no dejan de existir, son susceptibles de manifestarse nuevamente, en otros tiempos cuando las condiciones sean propicias, y guardan una memoria de sus existencias físicas anteriores.
Es por eso que surge el conocimiento intuitivo que contiene los campos vivos de los electrones que son portadores de un saber profundo para transmitir sus mensajes a nuestra conciencia.
Traté de ser lo más objetivo para explicar en unas cuantas líneas un tema amplio que espero continuar más adelante, por hoy dejamos que nuestra intuición nos guíe por senderos sensatos y certeros.
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO).