Para la generalidad de los observadores extraña la aparente pasividad de los actores políticos agremiados en lo que se conoce en nuestro argot político como “la oposición”, es decir aquellos que diseñan y dirigen las organizaciones políticas y sociales no adeptas al gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Pero, como suele suceder, y en política no es la excepción, las apariencias engañan, aunque es posible que no veamos el fondo de la olla y nos quédanos en lo que de ella se percibe. Obviamente, para un mejor diagnóstico es importante disponer de información cierta y oportuna de la cual hacer uso para formular los silogismos correspondientes. Sin embargo, de los datos que arroja la realidad es posible advertir que la oposición política al gobierno actual vela sus armas y aguarda el momento oportuno para actuar en consecuencia, algunos datos pueden servirnos para explicarlo: está próxima la elección de gobernador en la entidad mexiquense, donde gobierna un priista, por esto último se le supone al PRI la prevalencia para proponer al candidato de la alianza partidista; a esa presunción se suma el resultado electoral de los recientes comicios. No obstante, inopinadamente el PAN soltó el nombre de quien pudiera ser su candidato al gobierno de esa entidad, sembrando en el ambiente la impresión de que no habrá alianza tripartita y que cada partido irá con candidato propio, pues también el dirigente nacional perredista declaró que presentará a su candidato. Con esa actitud se sembró la impresión de quedar a merced del incuestionable avance de MoReNa, único partido con candidata ya expuesta ante la opinión pública. Y por el lado del PRI existe intensa movilidad entre quienes pretenden la candidatura, principalmente dos féminas de reconocida solvencia política, a nuestro juicio una de ellas será la candidata de la alianza tripartita. Entonces ¿por qué el adelanto panista? Por lo complejo del caso debe atribuirse al diseño de la estrategia diseñada para el caso y no a un simple exabrupto político. Esa configuración se semblantea en otras latitudes, véase sino, la actitud de la dirigencia estatal panista en Veracruz, que casi sincrónicamente al encuentro del senador Julen Rementería con integrantes de la Asociación de Comunicadores de Veracruz (ACOVER), en Xalapa, dejó en claro que en la entidad ese partido aún no plantea candidaturas y que todo se hará en la lógica de la alianza. De igual manera lo expresó cuidadosamente el senador Rementería cuando a pregunta expresa respondió que respeta los tiempos electorales establecidos en la normatividad vigente, y que todo se hará a su tiempo. Para mayor coincidencia, en otro momento, ayer, en el mismo Foro de la ACOVER el dirigente estatal priista, Marlon Ramírez, ratificó que el diseño de la alianza permanece firme en todo proceso electoral que se realice. Por cierto, sin cortapisa alguna, Marlon Ramírez aludió a su reciente plática con Héctor Yunes Landa, quien le comentó que analiza las circunstancias para decidir su participación en la puja de 2024. Por cierto, el próximo año concluye el periodo de Marlon al frente del PRI estatal ¿habrá quien le entre al toro en su lugar, o repetirá en el cargo? No es posible asegurar ni una ni la otra posibilidad, aunque todo encaja para deducir que la permanencia de Marlon en la dirigencia priista guarda estrecho correlato con la del emproblemado “Alito” al frente del Comité Ejecutivo Nacional del tricolor. Por ahora, Marlon fue muy preciso al reiterar que la alianza partidista sigue firme en todo lo relativo a asuntos electorales. Lo confirma el respaldo del PAN y del PRD a Alejandro Moreno, quien sigue sometido a un duro y tupido golpeteo político y judicial que le impiden tomar vuelo a su dirigencia, lo cual obviamente afecta al PRI. Eso, en ajedrez es semejante a un jaque a la reina, y en dominó equivale a capicúa.
La oposición y «Alito»
Por Alfredo Bielma Villanueva