Uncategorized

Gajes del oficio en la administración pública

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

Hubieron buenos tiempos, sin duda, cuando servir en la burocracia era una ocupación apacible y no aparecían los graves síntomas de la obesidad que ahora padece; si bien trabajar en el gobierno era toda una referencia la disposición fundamental se acentuaba en el deseo de servir, y las críticas hacia quienes en la burocracia no atendían con eficiencia el rumbo de sus funciones se orientaban a la rectificación de esa conducta. Ninguna comparación con los actuales tiempos, pues ahora los señalamientos hacia el servidor público se inspiran más en fobias partidarias y no en la calidad del servicio. Por el polvoso morbo a su alrededor, un caso de llamar la atención es el referente a Joana Marlén Bautista Flores, Directora de Administración en el Poder Judicial, quien eventualmente ha sido objeto de ácidos comentarios en los cuales se combina su trayectoria profesional con supuestos antecedentes personales, que en estricto rigor periodístico debieran quedar al margen en tanto no interfieren con la función que desempeña. Dicen quienes allí laboran que Joana ha logrado metas financiero-administrativas a favor del Poder Judicial estableciendo procedimientos en torno al principio de la austeridad proclamada por el actual gobierno. Por otro lado, si Joana Bautista hubiere incurrido en desajustes administrativos en el desempeño de su responsabilidad, corresponde a los órganos de control y fiscalización investigarlo, aunque el propio gobernador ha acreditado la confianza depositada en ella. Pero son signos de los actuales tiempos, caracterizados por la polarización que lamentablemente ha invadido gran porción del quehacer en la administración pública, o estás conmigo o estás contra mí pareciera ser la consigna. Mala señal, porque lamentablemente no se advierte en el horizonte político la aparición de quien venga a serenar la contienda.