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Los salarios del periodista

Por Gustavo Cadena Mathey

Al estilo Mathey       

Buen día apreciado lector:  

Escribí recientemente que en la actualidad no cualquiera es periodista por traer un teléfono celular.  

Pera serlo se necesita vocación, preparación, disciplina, compromiso, entrega, seriedad, profesionalismo y sobre todo pasión y chispa.  

Encontré en la red de redes un interesante artículo del chileno Roberto Herrscher, en el New York Times del año 2017 que le invito a leer y que titula “La miseria del mejor oficio del mundo”, en el que destaca que en toda Iberoamérica las páginas de los principales medios “se achican y los despidos están a la orden del día”.  

Detalla experiencias de cómo afecta al cuerpo, al ánimo y a la calidad del trabajo el vivir con tan poco. 

Advierte que en Hispanoamérica, los sueldos de los periodistas nunca fueron para tirar cohetes, pero con la crisis económica y la crisis de los modelos de negocios de los medios provocada por el auge de internet, la situación se ha deteriorado de manera alarmante. 

Hace algunas semanas, el sindicato español CNT publicó un informe alertando sobre la caída de los pagos de medios de España a sus colaboradores. La agencia oficial EFE y otros, pagaban en promedio un poco menos de 20 dólares por crónica o reportaje. El diario El Mundo 76 dólares por un artículo para la web; El Economista, casi cien dólares por el contenido que llena una página. Y así en casi todos. 

“Es menos que lo que se paga por jornada de trabajo en la construcción o la limpieza de edificios. Si se calcula lo que un periodista cuidadoso debe emplear en la confección de un reportaje bien investigado, escrito, editado y chequeado, debería pagarse –se decía entonces- al menos 200 dólares para que sea compatible con el sueldo mínimo, que en España es de 825 euros (900 dólares) mensuales por 172 horas de trabajo”. 

Circunstancias parecidas las hemos enfrentado periodistas de diversas épocas.  

La necesidad de mejorar la economía personal obligó a muchos periodistas a crear sus propias empresas y cobrar por la difusión, o a emplearse en el gobierno o en la iniciativa privada o de plano buscar apoyo económico de los servidores públicos, lo que se conoció como “el chayote”, “el embute” o a ser “maiceado”, como ahora dice el Presidente de México. 

Algunos reporteros ya cuajados en el ámbito de la información del día, en las agobiantes batallas cotidianas por ganar la nota que oriente al lector desde sus respectivas trincheras, para hacer un nombre y ganar respeto, reconocimiento y la credibilidad de sus lectores; y desde luego, el pan de cada día para el sostén familiar, optamos por combinar ambas tareas. Y enfrentar otras afrentas que luego le contaré apreciado lector. Tenga paz y armonía en su hogar. Acumule agua de lluvia. Cuide las plantas. [email protected]