Entre Columnas
twitter: @mquim1962
“Hay dos maneras de engañarse. La primera consiste en creer lo que no es verdad.
La segunda consiste en negarse a creer lo que es verdad”
Soren Kierkegaard
La mayoría de los gobernantes de todos los niveles del país, muestran un claro desapego al cumplimiento de sus responsabilidades, a la solución de las condiciones precarias y de inseguridad que prevalecen. El desparpajo con el que muchos gobiernan en nuestro país es no solo preocupante, sino realmente ofensivo en su banalización y su falta de decoro y empatía para atender las demandas ciudadanas.
Las apuestas corren para señalar los más ignorantes, los más incapaces, los que más errores cometen, la contabilidad y registro del desastre, del desaseo. Las habilidades apreciadas ahora, no son las de trabajar para mejorar las condiciones, sino las que mejor ocultan o simulan la falta de acciones, de inversiones productivas, de resultados. Casos en que cínicamente se miente asegurando que todo va mejor o de plano se acepta que las malas condiciones no van a cambiar, porque no se puede o porque no se quiere. La culpa es del de atrás.
Un rosario de incompetencias y una total ausencia de planeación, de abordaje institucional que supere las ocurrencias y simulaciones evidentes de la mayoría de los gobiernos, con “ajustes” presupuestales que socaban las oportunidades de mejorar nuestros entornos ambientales. Sin análisis o reflexión de consecuencias, despreocupados, recortan presupuestos, desactivan iniciativas impulsadas desde actores sociales o especialistas que señalan los agotamientos naturales y los riesgos superiores que ello implica.
Más allá de la penosa retórica oficial del programa sembrando vida ¿Podrían decir cómo se coordinan las autoridades para enfrentar el cambio climático y sus funestas consecuencias sobre la vida humana y animal? ¿Alguna autoridad se ocupa de ello?, porque hasta ahora no se han cumplido los compromisos internacionales firmados, porque los presupuestos han ido menguando en lugar de incrementarse.
Veracruz está siendo devorado por incendios que debieron prevenirse o por lo menor atenderse con prontitud y eficiencia. No es así. Pésima o nula atención institucional. Han sido atendidos con campañas contra fuegos organizadas y realizadas por las comunidades y el apoyo de jóvenes voluntarios que arriesgan sus vidas defendiendo solos el patrimonio de todos, con sus recursos o los que consiguen de grupos civiles.
¿Los gobernantes responsables?, están muy ocupados haciendo campañas políticas en otras entidades, apoyando a su movimiento en lugar de apoyar a los ciudadanos de las zonas afectadas. Mientras grupos de habitantes y de la sociedad se angustian para contener el fuego, sus gobernantes sonríen para la foto de la solidaridad partidaria y la “lucha transformadora”.
¿Cuándo se desocupen podrán ayudarnos? Porque en esta fecha ya superamos el número de incendios de todo 2021 y aun no llegamos al verano.
CONAGUA calcula que el 2022 será para Veracruz el año más seco en más de 40 años. Xalapa vive la peor crisis de falta de agua en 14 años; millones empiezan a sufrir desabastos permanentes en una entidad que se supone cuenta con agua. Mi municipio Coatepec, el otrora orgullosos poseedor de agua para dar y prestar, reseña los embates de la falta de ella mientras languidecen sus ríos y sus fábricas de agua son agredidas sin que haya, otra vez, respuesta institucional. Parece que siempre será preferible mentir o voltear para otro lado ante la falta de ideas, de iniciativas, de responsabilidades.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
No me salgan con que la ley es la ley. El tren maya va.