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Inflación, recesión, pandemia y sucesión política, jinetes del apocalipsis

Por Alfredo Bielma Villanueva

Con una inflación “desbocada” de 7.6 por ciento a cuestas, tasas de interés elevadas al 7%, con la inversión pública contraída al máximo y la privada en niveles muy bajos, y pese a la incertidumbre provocada por una pandemia que se resiste a concluir, los mexicanos permanecemos atentos al proceso de una sucesión política convertida en tema central de la agenda ciudadana. No obstante que el horizonte del espectro público en nuestro país se nutre día a día de problemas a cuya solución el gobierno en funciones debe prestar atención, buena parte de su coyuntura cotidiana la ocupa el devenir del proceso electoral a iniciarse el próximo año y desembocará en la elección de presidente de la república, senadores, diputados y gobernadores en algunas entidades federativas en 2024. Hay movimientos en ese sentido en todos los frentes, más visible en el partido gobernante y en la actividad de gobernantes en la lógica de permanecer en el poder para continuar su proyecto. Pero también en frentes laterales se advierte esa inercia: ayer, la Asociación de Comunicadores de Veracruz, “Froilán Flores Cancela” (ACOVER) convivió con el diputado Ramón Díaz Ávila, Comisionado Político Nacional del Partido del Trabajo en Veracruz, quien no ocultó el activismo de esa organización partidista en afanes sucesorios; reveló que, si bien a nivel nacional la estrategia define su alianza con MORENA, en las entidades federativas esa alianza será en base a las circunstancias y conveniencias del PT; aludió al número de alcaldías que obtuvieron en 2021, de lo cual infiere que su partido tiene presencia en Veracruz y que luchará por agrandarla. Gran bagaje de temas nutre la escena política nacional: por un lado, los grandes problemas que aquejan a la sociedad mexicana y aguardan solución en las acciones gubernamentales, y por otra parte, la inevitable atención al problema sucesorio, tarea ingente para el actual primer mandatario, porque le multiplica los temas de atención, aunque pudiéramos coincidir en que privilegia el tema sucesorio sobre cualquiera otro de los que tiene enfrente.