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Juego de palmas

Por: Alberto Calderón P.

Así se llamó en sus inicios aquel juego que los monjes empezaron a practicar en el siglo XIII como parte de los ejercicios para romper el aburrimiento y mejorar su condición física debido a su vida sedentaria, el tenis.

Tomaron el cabello lo hicieron una bola y lo cosieron lo más apretado que pudieron, les funcionó ya que esa bolsita esférica rebotaba en las paredes, la golpeaban con la palma de sus manos, al paso del tiempo, con el incremento de la afición y la necesidad de hacerla más resistente diseñaron una combinación de masilla de harina, pelo y lana, eran llamadas “Pellas”. Otras las hacían de diversos materiales. Detengámonos en ese periodo de la historia por un incidente de repercusiones en cadena. Muere Catalina de Aragón, el día del sepelio Ana Bolena esposa del Rey Enrique VIII de Inglaterra sufre un aborto, era el 29 de enero de 1536, el rey eufórico, maldijo su matrimonio, ella vislumbraba su próximo divorcio pero fue algo peor, fue acusada de ser amante de un músico y su hermano, un ardid creado para ser sentenciada a muerte, lo que finalmente sucedió, el 19 de mayo de ese año.

Las pelotas que para ese momento eran muy valoradas fabricadas con cabello humano, grasa y una masilla, cocidas a una gran presión, haciéndolas rebotar para el popular juego de “Tenis” que practicaba la aristocracia, el “juego de palmas” inicial había evolucionado. El rito de la contienda era rebotar la pelota tres veces en el piso, se levantaba al aire y golpeaba con una raqueta parecida a las actuales, al hacer esto último se decía ¡tenez! Como una forma de avisar que iba la pelota al contrincante.

Regresando al punto, Ana Bolena antes de su muerte fue rapada, aun así, resaltaba su figura, el trabajo sucio por contrato estuvo a cargo del francés Jean Rombaud quien, con una espada toledana y su extravagante presencia, llevó a cabo su encomienda. Como pago declinó el dinero ofrecido por este macabro trabajo, en cambio le fue concedido el hermoso cabello de Ana Bolena, al termino, salió presuroso a Dover en su corcel, el verdugo era aficionado al tenis, por alguna razón el cabello de los ejecutados se tenía la creencia que se hacían pelotas extraordinarias. Con el cabello de Ana salieron cuatro pelotas, fabrico una hermosa caja para su resguardo, siendo los implementos deportivos de mayor lujo durante el renacimiento. Esas “pellas”( pelotas) eran su llave de entrada al mundo de la aristocracia para cumplir su ilusión, ser entrenador de tenis en las canchas internas del reino. Sabedores del tesoro creado le ofrecieron, propiedades, ganado, esclavos y poder, todo rechazó menos hablar con el ministro del Rey de Francia, donde pidió se le concediera un título nobiliario menor y como lo mencioné entrar a las lides de la aristocracia gala, se preparó un encuentro en Louvre y fue recibido brevemente por el rey de Francia Francisco I, le concedió las peticiones solicitadas. Cerraré esta breve relatoría mencionando que en la misma puerta del salón azul de Louvre al salir fue detenido por alta traición y prestar los servicios al rey de Inglaterra, ya a punto de ser degollado lloró amargamente, veía desvanecerse sus sueños y la vida. Antes de su ejecución escucho decir que Ana Bolena era inocente y sin posibilidades de defenderse, siendo mujer no derramó una sola lágrima antes de ser ejecutada por este asesino a sueldo. Las pelotas hechas con el cabello a Ana nunca tocaron una superficie y menos un juego el rey Francisco I de Francia las conservó era un gran coleccionista, así lo hizo con muchas piezas de arte que finalmente fueron los cimientos del museo de Louvre en París, y las pelotas…ha si las pelotas fueron a parar a Nueva York, se encuentran en la Biblioteca publica de la 5ª. Avenida, restringidas al público.

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Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO).