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Urge el Plan anti inflacionario

Por Alfredo Bielma Villanueva

Ante el fuerte crecimiento de los índices inflacionarios en el país, el presidente López Obrador ha adelantado que presentará un Plan antiinflacionario, con ese propósito dialoga con los diferentes sectores de la producción. Aunque, de entrada, el sector privado adelanta su rechazo a la política de precios fijos, se espera una confluencia de voluntades y de concesiones entre las partes para llegar a acuerdos que beneficien a los mexicanos. Existe experiencia histórica en nuestro país en donde abrevar para llegar a puntos de acuerdo, tomando en cuenta que la franja de pobreza en nuestro país es bastante gruesa y es precisamente en ese sector donde se siente con más crudeza los efectos de la desmesurada inflación económica. Cuando el precio de la tortilla se comercializa en 24 pesos, el limón supera los 50 pesos el kilo, el precio del aguacate ya es inalcanzable, la cebolla, el tomate y el chile encarecen, y comer carne de res o de cerdo se convierte en utopía, entonces estamos en serios problemas. “Las crisis económicas en el capitalismo son recurrentes”, señala uno de los diagnósticos más conocidos respecto del modelo económico capitalista, nada tan cierto, si juzgamos por las crisis económicas por las que hemos atravesado: cuando Miguel de la Madrid tomó posesión de la presidencia, para combatir a la crisis económica que asolaba al país, con una inflación acrecida al 100%, el salario de los trabajadores se había comprimido, se demostró lo inadecuado de la regulación de precios. Como ahora, el pan, la tortilla, el gas y la gasolina subían de precio; como ahora, el poder adquisitivo de los trabajadores sufría dura mengua; también como ahora, la inversión pública era escasa y su par, la privada, estaba ausente. Entonces, en 1988 se acudió a la firma del Acuerdo de Concertación del Pacto de Solidaridad Económica en 1988; después, su sucesor, Carlos Salinas de Gortari implementó el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE), también con el propósito de abatir los índices inflacionarios. Tal es la rica experiencia de los gobiernos en estas lides y los sufrimientos padecidos por los mexicanos. Ojalá se aproveche ese rico expediente y tanto el gobierno como los sectores privado y social lleguen a acuerdos que alivianen el duro embate de la inflación. Ahora recordamos aquella frase de Carlos Lomelí que quizás no gustó al presidente López Obrador: “en campaña electoral se puede prescindir del sector privado, pero ningún presidente puede gobernar sin este sector”.