Entre el montón de carteles, manos y pañuelos sobresale uno con la fotografía de Ingrid en el que se lee “se llamaba mujer, aseguro que su apellido nunca será olvidado. ¡Se llamaba Ingrid, tenía una vida y era mi hija!” La pancarta la sostenía una mujer acobijada entre coreos que exclaman un alto a la violencia feminicida.
Ingrid, de 21 años, fue asesinada en Puebla en mayo del 2019. A casi tres años del crimen, su madre exige justicia frente al palacio de gobierno de Veracruz, en Xalapa, la ciudad natal de la joven. Su madre, quien tiene el mismo nombre, usa una playera con su cara.
“¡A mi hija, Ingrid Guevara, le arrebataron la vida y la voz, yo la represento y exijo justicia!”, dice el anverso del cartel de la madre de Ingrid. De fondo una de las lonas por el Día Internacional de la Mujer ‘engalanan’ al palacio de gobierno con la fotografía de Namiko Matzumoto, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
– ¿Por qué está hoy aquí?
“Levanto la voz por Ingrid Aremis, víctima de feminicidio en 2019. Fue víctima de violencia al grado de que alguien le arrebató la vida.” Dice entrecortada la mujer mientras sostiene su cartel y el bullicio de sentencias feministas inunda las afueras de las oficinas del gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
La joven xalapeña se mudó en 2016 a Puebla tras ser aceptada en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); su sueño era convertirse en psicóloga.
Tres meses antes de ser asesinada había interpuesto una denuncia contra su expareja por agresiones. El sujeto está hoy detenido y la madre de Ingrid insiste desde lo legal para que el feminicidio no quede impune, pues tienen las pruebas para asegurar que él fue el autor.
Este 8 de marzo Ingrid visibilizó a su hija en el bullicio de mujeres en el centro de Xalapa. Su caso tiene un relato similar al de Michell Simón, la conductora que salió de Coatzacoalcos a Ciudad de México para buscar oportunidades laborales como conductora, fue asesinada en febrero de este año y su cuerpo fue abandonado en la carretera.
O el de Vera Melgarejo, la veracruzana que se mudó a Cancún para trabajar y fue asesinada también en febrero del 2022.
El relato de feminicidio de Ingrid es un reflejo de las exigencias que este martes se hicieron durante el recorrido que fue desde el Teatro del Estado hasta la Plaza Regina.
A pesar de que el Palacio de Gobierno fue iluminado de morado la noche anterior, el despliegue policial para la marcha y la protección de las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública, dejaron entrever el mensaje de temor de las autoridades ante el movimiento feminista.
“No las hubieran podido contener” susurró un policía de Seguridad Pública Estatal a otro mientras veían el río de mujeres que pasaba frente a los negocios que cerraron sus puertas a pesar de estar en horario laboral.
Pintas, denuncias directas de agresores, nombres y apellidos, fotografías, caras mujeres asesinadas o desaparecidas. Xalapa se pintó de morado, pero también de hastío. Hastío de las mujeres por las condiciones que posicionan actualmente a Veracruz como segundo lugar en el delito de feminicidio por carpetas de investigación abiertas.
Ingrid sabe que no puede pedir a las autoridades de Veracruz justicia por su hija, pues fue asesinada en Puebla. Pero ella pide, en nombre de su hija, que en todos los estados del país se aplique la perspectiva de género y que las personas encargadas de impartir justicia hagan su trabajo por las que ya no están.
“No somos una carpeta, somos una persona que tenía vida, y no solamente acaban con la vida de esa persona, sino en el momento en que no se ejecuta la justicia arrastran a una familia y a la sociedad misma”, dice la madre.
Fuente E-consulta Veracruz