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Dos mujeres y un amparo ambiental

Por Hector Saldierna Martinez

Abriendo Brecha

Fueron dos mujeres las que solicitaron un amparo para inconformarse por las obras del puerto de Veracruz  al considerar que estaban dañando el sistema Arrecifal  Veracruzano, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación les concedió la razón. Las obras que iniciaron en 2014, durante el mandato de Enrique Peña, tenían como propósito detonar el auge del puerto.

Luego de más de siete años, la autoridad judicial determinó que efectivamente había un daño hacia el medio ambiente en virtud que el proyecto se había extendido hacia la Bahía de Vergara y, con ello, se estaba afectando el parque nacional Arrecifal que se había promulgado su conservación en 1992 y afianzado como tal en el año 2000 bajo el convenio Ramsar.

Por tanto, el proyecto quedó detenido y ahora hay que esperar una nueva evaluación del Medio Ambiente.

Es evidente que en estos años de construcción ha habido daños irreversibles hacia los arrecifes, por lo que también sería recomendable conocer qué tipo de perjuicios se ocasionaron y quiénes fueron responsables de tales atropellos contra el medio ambiente.

Se viven momentos claves de la humanidad en que el medio ambiente está por encima de cualquier consideración, empezando por los intereses económicos, porque de no atenderse, entonces estaríamos poniendo en riesgo la viabilidad del planeta y las próximas generaciones no tendrían la oportunidad de conocer sus bondades.

AMLO VS LORET

Todo un acontecimiento se ha generado a consecuencia de la denuncia que hizo Carlos Loret de Mola en relación al hijo del presidente Andrés Manuel. Sobre una supuesta casa en la que vive en los EU, junto con su esposa, siendo propiedad de la empresa Baker Huges, compañía que trabaja para Pemex.

Nada había molestado tanto al presidente como tal señalamiento al grado que varias de las conferencias mañanera las ha utilizado para calificarlo de mercenario y sin moral, que sólo sirve a intereses privados y cuyo propósito es la de afectar, con base a infundios, la transformación del país que abandera una política que privilegia la soberanía del país y ayuda a los más desposeídos.

No se sabe las consecuencias que se deriven de tal pugna, pero la realidad es que se trata de la primera ocasión que se denuncia a un personaje del periodismo exhibiéndolo, incluso, con las fabulosas cantidades de dinero que recibe de organismos que están en franca confrontación  con el presidente.

Y todo ello es paradójico, porque sí se hace un análisis de fondo, se llega a la conclusión que sí hablamos de salarios, los que devengan los auténticos periodistas, comprometidos socialmente con una causa, se trata de magros sueldos y en muchas ocasiones, incluso sin prestaciones sociales.

Luego entonces, resulta hasta grotesca una comparación. Por consecuencia lógica, el concepto de Todos Somos Loret, no tiene nada que ver con el oficio periodístico, por el solo hecho que Loret es parte de un mecanismo de propaganda que, todos los días –si, todos los días- sin excepción alguna y como obsesión, se dedica a denostar a un gobierno, con el riesgo muchas veces de armar informaciones sin sustento.

Por otra parte, hay que comentar que el enojo presidencial tal vez llegó a un extremo al grado que ya son varios días en que se insiste sobre el mismo tema y tendría que haber mesura y prudencia para pasar la página.

Todo ello propicia enconos y las rupturas se hacen cada vez más evidentes. Exhibir un sueldo y pedir también que otros periodistas brinden información de sus emolumentos, también no es muy aconsejable, porque a nadie le gusta que le pregunten cuánto gana.

En todo caso eso estaría en el ámbito de los funcionarios públicos que tienen la obligación por Ley de  rendir declaraciones sobre sus bienes patrimoniales y, aún así, siguen haciendo sus fechorías.

Claro, en esta vida nadie es perfecto. Se cometen errores y lo más conveniente es buscar las mejores soluciones. El presidente tiene que encontrar un poco más de paz y los representantes mediáticos que obedecen a intereses inconfesables, deberían por lo menos un día, hablar de otro tema que no fuera el que por instrucción, obsesión o convicción, lo hacen cotidianamente.

Es decir, deben todos darse una pausa, una tregua porque para nadie es recomendable la falta de unidad, que es lo que requiere el país.

¡Y hasta la próxima!.