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Indispensable evaluar, para consolidar o cambiar

Por Rafael Arias Hernández.

Mutatis mutandis.

La vida sigue y la esperanza se impone, pero no se aprende ni se asimila que repetir buenos deseos no es suficiente, aunque estén acompañados de alentadoras intenciones y motivadores discursos, que aseguran y repiten que “todo va bien”, o cuando menos, que “antes estábamos peor”.

Entender y atender bien y a tiempo, sigue siendo todo un reto nada fácil.

Dia a día se comprueba que decir no es lo mismo que hacer, y que todavía es lento y difícil consolidar, en general, una actividad gubernamental que genere y asegure, una más y mejor organización y movilización social, ya que en poco o nada se incorpora la participación y evaluación ciudadana.

De ahí que es válido insistir en lo imprescindible que es evaluar, para diferenciar aciertos de errores, y logros de retrocesos. Inevitable identificar y analizar los resultados de quienes tienen el privilegio de convertirse en servidores públicos y gobernar. ¿Sirven los servidores, o se sirven para beneficio propio o de grupo? ¿Qué hacen bien, qué no,  y qué queda pendiente? ¿Respetan todos y hacen valer el derecho ciudadano a saber y cumple cada uno, con la obligación puntual de informar? ¿Y desde luego, ciudadanía y sociedad participan y ejercen activamente sus derechos, para gobernar al gobierno?

Ante una realidad que se impone, y que incrementa y fortalece crisis y problemas, los pocos y contados logros y avances no son suficientes, ni valorados en sus costos y sacrificios, impactos y consecuencias. 

Alentados por la práctica o costumbre, de no exigir ni asegurar, entender y atender, la realidad presente y su futuro inmediato, seguimos aferrados a la esperanza y confiados en la buena suerte,

de que todo saldrá bien.

Y hay que insistir e insistir que, salvo excepciones, una y otra vez se comprueba la poca o nula, presencia y participación ciudadana y social, porque quienes gobiernan, en su mayoría, hacen y deshacen a su antojo, sin seguimiento y control, sin evaluación y previsión. Así, en muchas formas, la historia se repite, porque los responsables, no cumplen ni ofrecen buenos resultados.  

De ahí que se entienda que una de las principales preocupaciones e inquietudes, tiene que ver con permitirnos rechazar y reorientar los gobiernos, identificando aciertos, y denunciado errores y pérdidas. Preciso cambiar esta padecida realidad, para mejorarla y adecuarla a las necesidades y prioridades sociales. Misma que, sin cambios verdaderos, consolidaciones consistentes y efectivas, y ajustes sustentables, se convierte en una realidad con pocas y cada vez más reducidas oportunidades; con inaceptables y crecientes condiciones de pobreza, marginación, limitaciones y sacrificios; con ofensivas e inhumanas situaciones de violencia y delincuencia activas e impunes; con inestabilidad y frecuentes trastornos; y, en general, con una cuestionada y debilitada administración y procuración de justicia.    

Ya se ha dicho y señalado, que es imposible aceptar, que se influya, predisponga, engañe y desoriente, para que no se puedan identificar con claridad, orígenes y causas, formas y objetivos, beneficiados y perjudicados.

Hoy por hoy, es fundamental identificar y conocer lo que constituye origen y esencia de la inconformidad y el descontento ciudadano y social. Es preciso, identificar y señalar las causas más importantes, y las indiscutibles y determinantes influencias: hechos, acciones, actividades y, desde luego, las políticas y programas de los gobiernos.

Dia a día, se identifican responsables y culpables. Se desenmascaran y exhiben a los que encubren, distorsionan y ocultan; se señalan a los que simulan, disimulan y engañan; a los que omiten, encubren y participan en la delincuencia dentro y fuera del gobierno.

Abunda información de los que usan y abusan de cargos, instituciones, recursos públicos y atribuciones y poco o nada se hace. Más bien trascienden y son conocidos, por su comportamiento y resultados en la función pública, la actividad empresarial o la participación social.

Ellos son las causas, y en cierta forma, también lo somos todos los que permitimos y solapamos a irresponsables y parásitos en los gobiernos. Errores y consecuencias. Límites y alcances del costo del silencio, de la pasividad, de la complicidad. 

Indispensable sostener el esfuerzo e insistir. Tiempos de señalar y denunciar, responsables y culpables, que se han convertido en obstáculo y problema. Los que tratan a toda costa de impedir que la esencia de la vida se manifieste, y que el cambio en verdad se realice. Los que inevitablemente sus actos del pasado y sus actitudes del presente, sus usos y abusos del poder y los recursos públicos, les identifican, avergüenzan y estigmatizan. 

Esto y más, constituyen errores y consecuencias, límites y alcances del costo del silencio, de la pasividad, de la complicidad. 

Manipulación y manipuladores, políticos y gobernantes de la cultura de la ignorancia y el engaño, “del no pasa nada”, y del “más de lo mismo”, actualizadas con el escapismo “del estábamos peor antes”, o el “de echando a perder se aprende”.  

Inocultables, inflación y pobreza, crisis económica y de finanzas públicas, de salud y educación, inseguridad y violencia, y más, mucho más que enfrentar y resolver en todos los ámbitos: federal, estatal y municipal. Millones y millones en desesperanza y sacrificio diario.

En todo caso. Tiempos de señalar y denunciar, responsables y culpables, que se han convertido en obstáculo y problema; y también, de reconocer a quienes cumplen, con el trabajo realizado y ofrecen buenos resultados, logros y avances que hay que aumentar y mejorar.

Tiempos de atención prioritaria, integral y sustentada de las crisis que se padecen; y también de valoración objetiva del esfuerzo y contribución realizados, tanto gubernamental, como ciudadana y social, para sostener o corregir, consolidar o cambiar.

Bienvenidos diálogo y debate públicos, comunicación e interacción social constructivas.

-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH