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Los contrastes de la vida

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            ¿En verdad cree usted que estamos preparados para aceptar las pérdidas sociales y culturales que inevitablemente surgen al vivir en grandes conglomerados de asfalto y concreto? ¿Cómo puede el mundo hacer caso omiso ante la desaparición de tantos tesoros naturales? El mundo está ante una gran crisis económica, política, social y cultural. Muchas partes del mundo tienen múltiples problemas políticos. Hay personas en el mundo o que están desnutridas o muriendo de hambre. Las sequias, inundaciones y otras condiciones climáticas peligrosas alteran muchas zonas de nuestro planeta. La verdad es que los seres humanos estamos más y muy preocupados manteniéndonos vivos.

            En contraste, los países ricos y poderosos se preocupan por otras prioridades, precisamente como el incremento y mantenimiento de su poderío y riquezas, y el derroche de millonarias cantidades de dinero para armamentos, la industria, la producción en masa de diversos productos, y para muchas otras prioridades más. Los países que se preparan para elecciones paradójicamente también se apresuran a erogar millonarios recursos para las campañas electorales de los candidatos y, nuevamente las palabras objeto de este tema, en contraste. En contraste, mucha gente padeciendo, sufriendo hambrunas, desnutrición, enfermedades, desastres naturales, carestía y precariedad en general, añorando el multicitado progreso, desarrollo, la generación de empleo, bienestar, avance, modernidad, nuevos horizontes, apertura, inclusión, que tanto pregonan y prometen los candidatos. Banas ilusiones rotas desde un principio. Pero la vida está llena de contrastes, el grueso de la gente sigue padeciendo los mismos infortunios porque los que pueden no hacen nada por nadie, excepto por ellos mismos, aunque lo pregonen a los cuatro vientos; muchas veces somos nosotros mismos los que aportamos participando en continuos redondeos y múltiples programas de apoyo, a través de cajeros automáticos, Internet, por teléfono o mensajes de teléfonos celulares, para que posteriormente las fundaciones de Ong’s., que los organizan, se paren el cuello diciendo en los medios masivos de comunicación que gracias a ellas se han logrado tales o cuales cosas. No sé si usted está fastidiado de eso, pero mucha gente sí. Ya no toleramos engaños tras engaños. Y nuevamente lo paradójico de este asunto es que nadie hace nada para que se detengan estos indignos procederes.

            ¿Seguirían apoyando esas organizaciones si no obtuvieran recurso alguno de nuestra parte? Atrévase a comprobarlo, usted tiene a su alcance a mucha gente a quien ayudar, a quien apoyar, a quien brindar educación, a quien aportar cobijo o quizá sustento, si quiere hacerlo. Son acciones todas loables que podemos realizar en la medida de nuestras posibilidades, y sin afectar a nadie. Y, sobre todo, hágalo por convicción propia y sin aspavientos. La vida está llena, pletórica, de grandes detalles que forjan esperanza y bienestar para usted mismo y para quienes le rodean. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).