El presidente López Obrador da la bienvenida a Vox, esa expresión de la ultraderecha española que como piedra cayó sobre el escenario político mexicano provocando olas y ondas excéntricas en el contexto de la oposición política en México, con epicentro en el PAN. Porque resulta poco creíble que el senador Julen Rementería se haya ido por la libre al invitar a Santiago Abascal líder de Vox y firmar junto con una parte de los senadores panistas la Carta Madrid, de corte plenamente “anticomunista”, sin consultar con la dirigencia de su partido. El mal ya está hecho, la “bienvenida” del presidente a Vox mide la dimensión del daño político no solo al PAN sino a la alianza oposicionista con el PRI y el PRD. Sobre todo, en el actual contexto nacional con MORENA gobernando 17 entidades federativas y un líder carismático como López Obrador que lo impulsa. En sentido contrario, una oposición sin un líder fuerte que la cohesione y dirija, ni siquiera como en los años previos al año 2000 cuando surgió Vicente Fox como figura central y punta de lanza. “Bienvenido Vox”, dice el presidente, y no le faltan motivos para manifestarlo porque cayó oportunamente “como anillo al dedo.»
Bienvenido Vox, dice el presidente
Por Alfredo Bielma Villanueva