Barloventeando
Ensueño de Marinos: El puerto de Veracruz
Disfrute y alegría al bajar a puerto, su nave segura parte 1
El ancla siempre al levarse Lleva en sus uñas la arena
Como el marino la pena En su pecho al embarcarse
Más del puerto al alejarse Mar adentro, ya en la altura
Baten las olas la amura Y la arena se va al fondo
Como el marino en lo hondo De su pecho la amargura
Celebra el puerto de Veracruz 120 años de haber sido elevado a la categoría de auténtico primer puerto de México, su bahía artificial, terminada en el año de 1902 le colocó al nivel de puerto seguro, los marinos de todo el mundo, que anclaban sus embarcaciones en la descobijada rada, se alegraron en esa fecha, al fin podrían bajar a tierra, sin la zozobra de que cualquier inesperado temporal hiciera naufragar su nave fondeada al socaire de San Juan de Ulúa.
Desde que Hernán Cortés plantó el estandarte de los reyes de Castilla en el islote de San Juan de Ulúa, a pesar de la inestabilidad derivada de su trashumante asentamiento, la Villa Rica de la Verdadera Cruz, ha sido siempre un puerto y ciudad envuelta en un misterioso atractivo, seductora para los guerreros, los piratas, los comerciantes, los marinos mercantes, y aventureros de toda clase que buscaban en el puerto refugio para sus embarcaciones y centro de operación para negocios marítimos, terminal de la colonia para recibir mercancías de ultramar y embarcar hacia la metrópoli la riqueza de la nueva España, hasta antes de concluir el puerto artificial, el municipio era fundamentalmente sólo puerto, variaba su carácter, el origen y destino de mercaderías, la ciudad fue hasta principios de siglo XX, un puerto de marinos y de quienes por necesidad participaban del negocio marítimo.
Coincidió la terminación del puerto artificial con el descubrimiento y elaboración de la vacuna contra la fiebre amarilla, el temible vómito negro que hacía inhabitable la región y playas próximas al puerto, antes de controlarlo, la ciudad de Veracruz era prácticamente una estación de paso, quienes se asentaban definitivamente en ella, vivían amenazados por la fiebre amarilla, esta a su vez, era efecto de una pavorosa insalubridad, que dio al primer puerto de México, la triste fama de ser uno de los lugares más insalubres de América. La historia se repite con el COVID19 y el HERPES ZOSTER, no se da la atención urgente que demanda la pandemia.
El puerto artificial concluido durante el mandato de Don Porfirio Díaz, fue el disparo de una serie de obras urbanas, sanitarias y complementarias del puerto que elevaron la categoría de la ciudad, además del control del vómito negro y del regular abastecimiento de agua potable del Tejar, pocos años después, se tuvo la fortuna de que don Miguel Ángel de Quevedo realizara su magnífica obra de forestación que hizo de nuestra ciudad un centro urbano habitable, se sumo la obra municipal urbana, a la de un magnífico puerto, entidad indispensable para manejar mercancías por la vía marítima de altura. ¡AGUAS!
Agosto 12 de 2021 [email protected] Luis Martínez Wolf