PIENSO, LUEGO ESCRIBO
Por Akiles Boy*
Nadie tiene la vida bajo control absoluto. Cuando más confiado o seguro estás de tu estabilidad, un simple viento puede provocar turbulencias y la caída al abismo. Sin embargo, no deja de causar asombro enterarnos o descubrir que seres luminosos, poseedores de grandes dones y talentos, tengan que vivir calvarios o sobrevivir a extremas pruebas de vida, y que eso en lugar de derrumbarlos o matarlos, les avive su orgullo, su amor propio, su ganas de cobrarle a la vida los malos ratos de angustia, de desamor, de desesperanza, de sufrimiento. La vida nos da y la vida nos despoja sin licencia.
Una historia que recoge algo de esa perspectiva es la de Isabel Allende, la escritora latinoamericana más leída en el mundo, con 74 millones de copias vendidas y con libros traducidos a cuarenta y dos idiomas. Una proeza o record difícil de alcanzar.
Nada sencillo fue para la chilena llegar a la cumbre, hoy con nacionalidad también estadounidense. Siempre remando a contracorriente. Desde el abandono de su padre y crecer bajo la sombra de sus abuelos maternos, el naufragio de su vida matrimonial, hasta la incredulidad y censura hacia sus primeros artículos, en un País con recia cultura misógina.
La ganadora del Premio Nacional de Literatura en Chile concedido en 2010, fue también víctima de sus colegas escritores, que identificados con el ala conservadora chilena, no le permitieron un pronto reconocimiento a sus letras, por condición de su género y por sus contenidos irreverentes que ponían en cuestionamiento el status de las mujeres en su tiempo.
Tras el Golpe de Estado en Chile por los militares en 1973, encabezado por Augusto Pinochet. Su parentesco con el Presidente derrocado, además de su activismo, le ubican como persona non grata para el nuevo régimen castrense. Los riesgos de esa situación, la obligan a salir del País con su familia y refugiarse en Caracas, Venezuela, en calidad de exiliada (1975). Su pensamiento y ser sobrina del depuesto socialista Salvador Allende, le harían pagar la factura con el destierro.
Ya Establecida en una próspera Venezuela por el boom petrolero, ejerció el periodismo, pero se concentra en la escritura, que le resulta como un bálsamo, y saca a la luz su primera novela, “La Casa de los Espíritus” (1982), que la situó en el mapa de los mejores narradores latinoamericanos, despertando la feroz envidia y odio de otros escritores chilenos, particularmente hombres, que se vieron relegados por su inesperado éxito. La obra finalmente sería publicada por una editorial española, después de buscar en Latinoamérica alguna que se atreviera.
La novela, que en buena dosis asemeja a su historia personal, y la otra, una suerte de denuncia de las atrocidades cometidas por la dictadura militar chilena, está recreada desde el inicio del siglo XX hasta 1973, y le sirve de una vez, para revelar al mundo su portentosa fuerza creativa y su pasión por la escritura, así como una vía de catarsis para vaciar el dolor que la sofocaba y expulsar los demonios que la atormentaban desde el interior.
Vendrían después más días de gloria para la nacida en Lima, Perú en 1942, por la circunstancia de la misión diplomática de su Padre. Su reconocimiento creció con la publicación de su novelas, “De Amor y de Sombra” (1984), “Eva Luna” (1988). ”Paula” (1994), un relato autobiográfico epistolar que escribió posterior a la muerte de su hija; hasta llegar a su última historia “El Amante Japonés” editada en 2015.
Los méritos le sobran a la autora de habla hispana más leída del mundo, una mujer de vanguardia, desafiante de los paradigmas de su época, que rompió la línea del tiempo con la ayuda de los espíritus que la rodearon e inspiraron. Atravesó caminos escabrosos que el sistema machista construyó a lo largo de siglos en su País, con la bandera del feminismo que ya irrumpía en los años sesentas, para finalmente aprender a vivir con sus fantasmas y convertirse en la famosa escritora de historias propias y ajenas, desde el corazón y con sus dramáticas vivencias. Hasta la próxima.
Junio 13 de 2021
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.