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El cuento de nunca acabar

Por: Héctor Saldierna

Abriendo Brecha

¡Por fin terminaron las campañas!. Ésta ha sido la expresión más común que se escucha por doquier, luego de las campañas electorales que se desarrollaron durante un mes por todo el país. Se podría afirmar que el común denominador fue la ofensa y la agresión, siendo en cambio en menor medida la propuesta.

Años pasan y la temática de las campañas siguen siendo las mismas. Hablan de deficiencias de los servicios públicos y que cuando lleguen, cual varita mágica, lo resolverán para siempre. Eso no es verdad, porque una vez que llegan al poder, nuevamente, se desatienden de todo.

Y hacen tan poco, que cuando terminan su gestión municipal o estatal, entonces le dejan como bandeja de plata que el nuevo candidato tenga tela que cortar sobre un gran número de servicios deficientes.

Es decir, se presenta el cuento de nunca acabar porque las promesas de hace algunos años, siguen siendo las mismas que los nuevos candidatos harán suyas y prometerán que las resolverán. 

Normalmente la problemática que abanderan los candidatos es que hay alumbrado deficiente, calles con baches, falta de vigilancia policial y varios etcéteras.

Cada tres o seis años las deficiencias de servicios públicos que heredan las autoridades, servirá de punto de referencia para los nuevos candidatos que harán énfasis en la problemática, asegurando que serán los paladines para resolverlo una vez que el voto de la ciudadanía les favorezca.

Es el alimento de cada época de elección. Suena hasta chusco, pero es la realidad que hemos vivido durante muchos años. Es una especie de simulación y de valores entendidos, porque finalmente cuando llegan a erigirse como autoridad, siguen con la tradición de no resolver nada para que al término de su período, los nuevos entonces tengan las armas suficientes para criticar su gestión.

NO HAY AVANCES

La realidad de todo esto es que los estados y los municipios avanzan muy poco. Casi no hay aportaciones que consoliden la gestión de la autoridad en su ciudad. Llegarán a la ciudad que gobernarán durante cuatro años y todo lo que prometieron, sencillamente, no lo cumplirán. Y entonces seguirá igual y no habrá novedades de progreso.

Es de llamar la atención que en otros países ocurran situaciones diferentes. México no tiene porqué ser la excepción y sería ideal que cada vez que llega una nueva autoridad, se aplicara e hiciera obras que trascenderían en los años. Pero no. Se sigue apostando a la mediocridad y a la falta de obras y de logros.

Es lugar común afirmar que las autoridades únicamente hacen acciones en beneficio personal y no les interesa la ciudadanía. En Veracruz hemos vivido esa situación de manera recurrente. E incluso contamos con un gobernador que se dedicaba a robar las 24 horas del día.

Es algo increíble, pero que sucedió en el estado de Veracruz. Fue un extremo en la manera de hacer las cosas de parte de un gobernador que descendió hasta las profundidades del descaro y del cinismo. Era evidente que no le interesaban las obras y acciones en beneficio de la ciudadanía, sino de qué manera se enriquecía y dictaba órdenes a su tesorero para que hiciera los desvíos hacia empresas fantasmas.

PROYECCIONES

Ahora que han terminado las campañas las proyecciones de las encuestas colocan a Morena como la principal fuerza en el país, con lo que consolidaría su influencia en la siguiente parte de la gestión gubernamental. Por eso es que los ataques mediáticos han sido violentos de parte del PAN, PRI y PRD, instituciones partidistas que ahora están aliadas con la única meta de poner un tropezón al partido dominante.

Esa alianza, entre partidos de derecha y uno de una izquierda como ell PRD, ha sido una alianza entre el agua y el aceite. Si sumamos años de poder entre los dos primeros partidos son como 80 años de dominación hegemónica del país. Apenas tienen dos años que dejaron el timón y se encuentran en un estado de desesperación que podría catalogarse como enfermizo. Sus ataques son todos los días, respaldados con intelectuales y periodistas que lanzan severas críticas al actual gobierno y que sin su participación y autoridad, el país está en peligro, con la posibilidad de convertirse en una Venezuela o en una Cuba. Es decir, auténticos peligros como en la década de los 60 se hablaba de los comunistas como los entes más perversos y que ponían en peligro la paz del país.

Son tiempos de reflexión, de emitir el voto a quien se estime el mejor candidato. No todo es malo ni todo es bueno. Lo importante es ejercer el derecho al voto y que, sin sufrir el acoso y la opresión mental, decidir por uno mismo para colocar una cruz al emblema que se estime más pertinente.

También es importante no dejarse llevar por lo que la redes sociales esgrimen en ocasiones: contenidos falsos y calumniosos que no tienen el mínimo sustento más que el ataque al contrario y sumar adeptos a su proyecto que no necesariamente será el más bueno.

¡Y hasta la próxima!.