Barloventeando
Familiarmente se dice que las gallinas de arriba zurran las de abajo para representar simbólicamente la incómoda posición de quien eta en situación de inferioridad en cualquier estrato de las múltiples vivencias del ser humano, las más triste y vergonzante es la del mundo político, donde se acostumbra decir, en un alarde de cinismo y denigración de tan noble función, que político es aquel que tiene la capacidad de comer la mierda que le ofrece el de arriba, se saborea y pide más.
En el caso particular de las cuencas hidrográficas, se está verificando con precisión el cruel apotegma con que encabezo este escrito, los ríos de todo México que hace que algunos años eran causa de riqueza y bienestar para los humanos, se han convertido en simples caños de albañal que reciben los desechos de la industria, de la agricultura y de las ciudades, desechos que siguiendo el normal curso hacia las tierras bajas terminan vaciando su letal veneno en los océanos. Las ricas llanuras costeras de Veracruz, no son ya granero de la nación, el veneno de los ríos no permite como antes, el rico desborde o descarga en el océano al que enriquecía, hoy las corriente fluviales agreden las riveras que contaminan, sus aguas son impotables, el contenido en diversos venenos causan graves e irreversibles daños a la flora y fauna que persiste en su lecho y al vaciar finalmente en el océano, aniquila el arranque en los deltas la vida representado por el zoo y fitoplancton.
Lenta pero segura, la humanidad se suicida al desatender preceptos fundamentales en cuanto a la protección al medio ambiente, hasta hace 15 o 20 años, a los ecologistas les llamaban ambientalistas histéricos, realmente sus gritos de alarma semejaba a las señoras neuróticas cuando protestaban por actos públicos que desde su perspectiva son inmorales.
La criminal inmoralidad de no alarmarnos y protestar por la agresión al medio ambiente nos está conduciendo al holocausto derivado al habitar sobre el planeta habitado por el género humano y desde la grave contaminación atmosférica del aire que respiramos, alimentos que consumimos y agua que bebemos, irresponsablemente fingimos ignorar los ostensibles indicadores de que estamos alterando negativamente el natural medio ambiente que permitió por milenios, el sano habitar sobre el planeta del género humano y demás especies que le acompañaron; pretextando el desarrollo en bien del humano, arrasamos bosques y consumimos irracionalmente recursos naturales no renovables, la aparente y real premisa es: “El que viene detrás que arree”, egoístamente cerramos los ojos y el entendimiento no queriendo ver que quien viene atrás son nuestros hijos a los que proclamamos querer y por ese supuesto amor luchamos para progresar, dejándoles una herencia de infestación, de pauperización del medio ambiente y al final… ¡MUERTE! ¡AGUAS!
Junio 3 del 2021 [email protected] Luis Martinez Wolf