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Luchar por lo que amamos

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            “Yo perdí muchas veces y muchas cosas en la vida. Pero junto a ese ‘perder’ hoy intento el valor de ‘ganar’. Porque siempre es posible luchar por lo que amamos, y porque siempre hay tiempo para empezar de nuevo”. El anterior es un pensamiento ideal para quienes han aprendido de sus propios errores, de sus propios defectos y problemas, como yo lo hice alguna vez y lo sigo haciendo.

            Luchar por lo que amamos es parte esencial de la vida. Creo que nadie ha dejado de hacerlo alguna vez. Desde el momento mismo en que nacemos lo hacemos, luchamos quizá inconscientemente por la vida que más tarde amamos. Y si verdaderamente amamos la vida, no entiendo porque seguimos empeñados, empecinados en destruirla gradualmente a través de acciones tan mezquinas, generadas en última instancia debido a las ansias de poder y dinero que nos envenena el alma; y todo para qué, me pregunto yo, si cuando muramos, lo haremos pobres. Cargamos con tanta basura mental, plagada de odio, envidia, rencillas, amenazas, venganzas, que contradicen la paz y el respeto que debemos a nuestros hermanos. Nos complicamos tanto, continua y paulatinamente, la vida que amamos que verdaderamente ponemos en tela de juicio nuestro verdadero objetivo primordial. Vivir, vivir plenamente una vida mejor. La vida es simple y está llena de cosas sencillas, hermosas, bellas, y una gran Energía la rige; podemos todavía volver a empezar y limpiar nuestros errores y hasta el planeta mismo si así lo queremos. No debemos esperar una gran destrucción para cambiar de opinión, como en la mayoría de las veces sucede. No sé por qué, tal vez sea parte de nuestra naturaleza, pero tal parece que siempre esperamos graves problemas u errores para enmendar el camino. Por qué esperar entonces y no aprender de grandes pensadores, pacifistas, ambientalistas, teólogos, y seguir sus ideas para cambiar de actitud. Respetemos más la tierra que nos da de comer; en ella se puede observar más de cerca la Grandeza Divina que la rige. Quienes se dedican a pastorear ganado, a producir la tierra, a sembrar y cultivar, no podrán negar lo que les digo, antes bien podrán reafirmar estas palabras. En los árboles, en las flores, en los frutos, en los pequeños insectos de los bosques, está omnipresente la grandeza de la Energía Divina que rige la madre naturaleza, y en todas partes. La naturaleza es el arte de Dios.

            En este maravilloso tablero de la vida apenas somos unos simples peones y debemos cuidar con esmero, luchar por lo que amamos, que es la vida misma. Separemos la basura que desechamos clasificándola en orgánica e inorgánica, respetemos los tiempos que el H. Ayuntamiento establece para sacarla y evitemos dejarla en las calles, busquemos lugares autorizados para depositar baterías de todo tipo que tengamos agotadas. En general, apliquemos nuestro sentido común para cumplir con ciertas reglas, tácitas y escritas, de respeto y tolerancia sin contradecir el fin buscado: Cuidar nuestro planeta haciendo lo que nos corresponda como ciudadanos responsables. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).