La Terapia Asistida con Animales (TAA) es una intervención que cada vez cobra más auge alrededor del mundo, diseñada para mejorar el funcionamiento cognitivo, físico, social y emocional de un paciente, con objetivos específicos y delimitados en el tiempo. La TAA como se le conoce también incluye todos los programas que plantean una meta terapéutica a alcanzar con la participación de un binomio de terapia, es decir el animal y el manejador.
España es pionero en esta rama de la salud desde hace ya varios años. Diversos estudios han demostrado que la intervención de animales en el trabajo terapéutico brinda cambios positivos en los pacientes. La TAA se utiliza en diversas poblaciones como niños con autismo, adolescentes en situaciones de riesgo, adultos mayores con demencia, personas con alteraciones neuropsicológicas, con trastornos psiquiátricos como esquizofrenia y con discapacidad física.
La Universidad Autónoma de Nuevo León implementó en octubre de 2012 un taller de Manejo del estrés y Terapia Asistida con Perros, en donde participaron dos grupos, uno de control (sin perros) y otro experimental (con perros). Los resultados mostraron mayor adherencia al tratamiento en el grupo donde participaron los perros, así como una mayor disminución en los niveles de estrés y menor pérdida de participantes en comparación con el grupo en donde no participaron perros.
La terapia asistida con animales encuentra su fundamento en lo descubierto por Edward O. Wilson, biólogo americano quien elaboró la teoría de la biofília que sugiere que los humanos sienten una afinidad innata por todo lo viviente y lo natural. Las investigaciones más recientes demuestran que la presencia de animales de compañía se asocia a sensaciones de tranquilidad y relajación así como reducción del ritmo cardíaco o de la presión sanguínea. El hecho de tener animales de compañía también se asocia a un aumento de la interacción social, actuando al parecer, como catalizadores sociales realizado en gran variedad de entornos, de manera individual o en grupo.
La TAA no sustituye a las terapias clínicas, es más bien un complemento de ellas pues son intervenciones en las que un animal, es incorporado como parte del tratamiento, con el objetivo directo de promover la mejoría en las funciones físicas, sociales, emocionales y cognitivas. Siempre deben estar dirigidas por profesionales de la salud o de la educación.
Es necesario adaptar las terapias en donde intervienen animales a las necesidades y edades de los pacientes, estableciendo objetivos específicos con un equipo interdisciplinario por ejemplo un psicólogo o educador y el experto que manejará al animal para conducir la terapia.
La mayoría de los animales utilizados son perros y gatos con unas características específicas y adiestrados para este propósito, que pasan a convertirse así en ayudantes o “co-terapeutas”, recordemos a Harley el pug terapeuta que visitó a algunos médicos en hospitales de México que estaban en primera línea combatiendo al COVID-19 para relajarlos.
Las características de los animales empleados para las terapias primordialmente deben ser la docilidad y la obediencia en este entendido es que se emplean perros y gatos regularmente aunque también se utilizan caballos, delfines y por ejemplo en Inglaterra conejos, cobayas, hámsteres y pájaros, entre otros animales
Las investigaciones en cuanto a la terapia asistida con animales están evolucionando de manera significativa sugiriendo que este es un buen camino para seguir desarrollando las terapias y mejorar el vínculo humano–animal así como el puente positivo que los animales crean entre el terapeuta y su paciente, además de que los pacientes que se han tratado con la TAA han logrado mejorar la autoestima, la independencia, las habilidades sociales, estimular el lenguaje y otras funciones cognitivas y reducir el ritmo cardiaco, los niveles de estrés y la ansiedad.
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