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En México, ¿vamos bien o retornamos al pasado?

Por Jorge E. Lara de la Fraga.

ESPACIO CIUDADANO.

Me amarro el dedo antes de la cortada, como dice el refrán. De inicio quiero decirles que no soy un adorador ferviente del Peje; es más, en otro comentario ya indiqué lo respectivo; ahora en parte lo reitero: a mi modo de ver las cosas juzgo inadecuado que el Presidente salga constantemente a defenderse de las embestidas de sus adversarios o malquerientes, porque bien puede aprovechar a un vocero o al jefe de prensa para ejercer debidamente el derecho de réplica y no ser el Titular del Ejecutivo el que “a pecho descubierto” reciba la andanada de los virulentos dardos o el vendaval de las inmundicias. Por otra parte, como lo externé en su momento, se tiene que disminuir el número de días de las mañaneras, en lugar de 5 a la semana reducirlas a 3 o 2 sesiones para superar o eliminar el desgaste físico y mental del Primer Mandatario. Además, como ya lo está haciendo, respaldarse en tales compromisos con los técnicos especialistas de cada materia para afrontar con sustentos las preguntas o cuestionamientos de los reporteros, en razón de que AMLO no puede operar como el sabelotodo o el mil usos, sin dejar de lado la reflexión de que varias cabezas arriban a mejores soluciones y que “el que mucho habla, mucho yerra”, que el expositor único se expone a incurrir en probables errores, imprecisiones y omisiones.

Sin embargo, a pesar de lo anotado anteriormente y de otras cosas relativas al caso que almaceno en mi interior, para nada estoy en desacuerdo con Andrés Manuel López Obrador en su afán patriótico por enderezar el barco nacional, en su cruzada enaltecedora para desterrar las viejas prácticas antidemocráticas y las acciones nefastas contra nuestra soberanía nacional, así como me inconformo y me sumo a su lucha contra ese afán perverso depredador del patrimonio físico de nuestra República. No le haré el juego a las fuerzas retardatarias que pretenden engañar al conglomerado para inocular la percepción errónea de que la actual administración no tiene rumbo, que se guía a través de ocurrencias y que López Obrador es un ser nefasto y prepotente. Habrá que aclararles a esos innobles compatriotas y a sus entes manipulados que desde sus inicios el régimen vigente día conocer su proyecto alternativo de nación y que dicho documento fue producto del esfuerzo de especialistas, académicos, ciudadanos y personas con calidad moral, configurado con el propósito u objetivo de adecentar la función pública y alcanzar logros significativos para el presente y el futuro de nuestra Patria. En tal proyecto se incorporaron líneas básicas como el Estado al servicio del pueblo y de la nación, la democratización de los medios de comunicación, el combate a la corrupción, la abolición de los privilegios fiscales, la lucha contra los monopolios, el fortalecimiento de la economía, el aprovechamiento de nuestros energéticos como palanca del desarrollo social, la atención al campo y la soberanía alimentaria, el estado de bienestar y la lucha contra la desigualdad, así como el respaldo a la educación y a la investigación.

En el entramado de ese proyecto alternativo nacionalista se señalan finalidades trascendentes para deambular por nuevos rumbos y dejar de lado las estructuras caducas del neoliberalismo deshumanizado que a lo largo de 36 años dificultó el desarrollo general de nuestra República. Tales propósitos torales se podrían resumir en cinco capítulos transformadores:  Construir los cimientos para lograr un país justo y próspero; establecer una administración con directriz humana y con responsabilidad social; mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos; lograr un desarrollo económico que fortalezca las condiciones de la estructura productiva y social de México, así como luchar de manera permanente para combatir la corrupción. Durante este primer tercio del gobierno de AMLO se ha laborado tesoneramente en tal sentido innovador, a pesar de la pandemia y de los obstáculos diversos que se le han presentado en el camino. Se va avanzando lentamente y se esperan mejores tiempos para hacer realidad las utopías y los sueños de los que nos oponemos diametralmente a regresar a las eras cavernícolas-dinosáuricas o a los escenarios hipócritas-mojigatos.

Por cuanto a ciertas acciones, logros y proyectos del gobierno federal, en concordancia con lo expuesto anteriormente, enumero lo siguiente: Se ha procedido de inmediato para frenar la corrupción que generaba el llamado huachicoleo (reducción de un 95% de tal ilícito); se prohibió la condonación de impuestos a las grandes corporaciones empresariales y financieras; se legisló para prevenir el lavado de dinero; se ha implementado una estrategia para descubrir y nulificar las llamadas “empresas fantasmas”; se han puesto en operación programas sociales incluyentes, enfocándose en los sectores más vulnerables; se han establecido apoyos económicos para los adultos mayores y para los jóvenes, así como otorgado becas para los niños y adolescentes de preescolar, primaria y secundaria; opera el programa de austeridad republicana y se refuerza la Guardia Nacional; en el ámbito legislativo se avanza en diversos rubros: reforma judicial, reforma electoral, Ley de Disciplina Financiera de Estados y Municipios, la procuración de nuestro medio ambiente, sanciones severas para los delitos de malversación, cohecho y fraude, iniciativa para limitar el fuero presidencial y otros. Sobre la austeridad republicana AMLO ha declarado: “Gobernamos sin lujo ni frivolidad, que nos ha permitido no endeudar más al país, no subir los impuestos ni el precio del combustible…” Culmino: a pesar de los zarandeos continuos, de la pandemia y de la inseguridad, Andrés Manuel todavía cuenta con un aceptable porcentaje (60%) de las preferencias populares.

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Atentamente

Profr. Jorge E. Lara de la Fraga