Mutatis mutandis
En 2018 elegimos y decidimos el cambio. ¿Lo hay?
De inmediato, de la realidad surgen las respuestas y, por sus alcances, una sobresale: sí, se han generado millones y millones de beneficiarios de programas gubernamentales.
Es un hecho, que solo en las Secretarias de Bienestar y del Trabajo, del gobierno federal, se reportan más de 40 millones de favorecidos. Sin duda, se tiene que informar el total-total de todos los ámbitos de gobierno: y también, se deben precisar, actualizar e informar, sobre los responsables a cargo. ¿Llega a 50 millones, total de beneficiarios?
Objetivamente, aunque con mucho que hacer, corregir y mejorar, el intento y sus logros son inocultables y deben ser considerados y valorados. Cierto, primero los pobres, que son mayoría en aumento.
Debe advertirse, que consolidar y mejorar este hecho, considerado justo, efectivo y consistente, no es fácil, ni rápido. Mucho menos ante resistencias e intereses opuestos; o ante retrasos, burocratismo y retrocesos, propios de improvisación, ocurrencias, complicidades y complacencias.
En décadas pasamos del “cuerno de la abundancia, a la ventanilla del no me alcanza”.
ANCESTRAL RETO, PRESENTE Y CRECIENTE.
Largo padecer y lento aprender. No hay peor ciego que el que ve, lo que quiere ver.
Para empezar, bajo una evaluación objetiva. Deben considerarse la magnitud y complejidad de reto heredado, las condiciones actuales y los propios errores y equivocaciones, que agravan la problemática.
La pobreza genera inocultables mayorías limitadas y sacrificadas; situación, agravada por insuficiencias y deficiencias gubernamentales, particularmente del sector salud, que debería ser tratado, revalorado y apoyado con mejores estructuras y funciones, sueldos y apoyos.
La historia muestra y demuestra, una y otra vez, los alcances de la operación de sistemas económicos depredadores, propensos a injusticia y explotación de seres humanos, medio ambiente y organizaciones públicas.
En la actualidad, debe tenerse en cuenta que, según fuentes oficiales, para 2020 se estima, que casi 7 de cada 10 mexicanos son considerados en pobreza por ingreso; y uno de cada 4, en pobreza extrema. Más lo que sigan agregando los efectos pandémicos y las crisis económica y de finanzas públicas.
En todo caso, es cada vez más necesario, aprender y reaccionar con capacidad y efectividad, con resultados positivos verdaderos. De lo contrario, la realidad se vuelve más difícil, compleja e imponente.
Inaceptable ignorar, minimizar o manipular los hechos. Se trata de la vida y sobrevivencia de millones y millones de seres humanos. Hoy por hoy, primero las personas.
Urge contar con buenos y mejores gobiernos, responsables y generadores de acertadas acciones sociales, políticas y económicas. Gobiernos de suficiencia, eficiencia y efectividad. De verdaderos resultados positivos, no caracterizados por repetidas justificaciones, pretextos y buenas intenciones; y mucho menos, dominados por ineficientes y delincuentes, por ineptos y corruptos.
Ante inminentes elecciones, importante y oportuno abordar, analizar y dialogar sobre temas centrales del interés público. En lo social, sobresalen pobreza, hambre y marginación; en lo político, los daños causados por desgobiernos, anacrónicos y disfuncionales.
Y también, imprescindible reconocer que hay acciones y logros, intentos y esfuerzos gubernamentales que considerar y valorar
MILLONES Y MILLONES DE BENEFICIARIOS.
En dos años, la orientación del gobierno ha cambiado. Las mayorías empiezan a ser consideradas y atendidas. Conveniente reconocerlo, así como aceptar que hay limitaciones, errores y pendientes. Una vez más, insistir que cambiar no es fácil, rápido y automático.
Importante considerar, que tan solo la Secretaria de Bienestar, consigna para 2020, un total de 38, 873,886 beneficiarios; incluidos estado por estado, más 180, 331 como “no especificados” ¿Acaso beneficiarios fantasmas?
Tan solo en 7 entidades federativas, suman más de 20.8 millones.; representando más de la mitad, 53.70%. Estos son:
Edo. México (4, 390,184); Chiapas (3, 367,476); Veracruz (3, 211,203)
Oaxaca (2, 876,127); CDMX (2, 532,128); Puebla (2, 402,476): y
Michoacán (2, 097,887).
El resto de los beneficiarios, de la citada Secretaria de Bienestar del gobierno federal, se localiza, en 25 entidades, con poco más de 18 millones, 46%.
Otras Secretarias, como la del Trabajo, tan solo en “jóvenes construyendo el futuro”, reporta 2.5 millones de beneficiarios (de entre 18 y 29 años).
Y así, en otras Secretarias y Organismos del Gobierno Federal. Un análisis más profundo y minucioso, ayudaría a detectar más programas y acciones orientadas al combate a la pobreza, el hambre y la marginación.
Respecto a los gobiernos Estatales y Municipales, también hay mucho que comentar, tanto en responsabilidades y obligaciones, como objetivos y resultaos; tanto en logros y avances, como en pérdidas, retrocesos y pendientes. Tema a desarrollar en otra ocasión.
MÁS Y MEJOR EVALUACIÓN PÚBLICA.
Los nuevos tiempos reclaman, como prácticas imprescindibles, la Transparencia, y el Acceso Público a la Información; y la Rendición de Cuentas, la Fiscalización y la evaluación pública. Quienes gobiernan sin estos instrumentos de la democracia moderna, pertenecen a otro sistema; al basado en simulación y engaño, ineficiencia y corrupción gubernamental.
Señalar y denunciar, para corregir y mejorar.
Como ejemplo, vale la pena citar resultados, recientemente presentados, por la ASF (Auditoria Superior de la Federación).
“El órgano fiscalizador consignó que entre las irregularidades se encuentran pagos a beneficiaros fallecidos, servicios de los que no se pudo comprobar su realización, trabajadores por honorarios que desconocieron las firmas en los contratos, pagos duplicados y recursos que no se reintegraron pese a que no se pagaron…Las Becas del Bienestar están dirigidas a población que se encuentre en situación de pobreza o condiciones de vulnerabilidad con el fin de disminuir el nivel de deserción escolar… El programa Sembrando Vida tiene 1,832 millones 710,896 pesos sin aclarar y carencias en su diseño…” (EXPANSION. 20y210221)
En fin, hay que insistir y exigir que se atiendan, bien y a tiempo, problemas, conflictos y oportunidades; y además, cambiar lo que se deba cambiar, porque actualizarse y mejorar, es también, un deber ineludible del gobierno. Si no lo hace, entonces hay que cambiarlo y, desde luego, señalar responsables y culpables, para denunciar, enjuiciar y aplicar las sanciones correspondientes. De lo contrario gobernarán irresponsabilidad, corrupción e impunidad.
-Académico.IIESESUVTwitter@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoy deRafaelAriasH