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El mexicano, peor enemigo del mexicano

Por: Hector Saldierna Martinez

Abriendo Brecha

Al expresidente mexicano Adolfo López Mateos (1958-1964) es a quien se le acredita la frase que El peor enemigo de un mexicano es el propio mexicano. Esta actitud parece que se repite con cierta frecuencia en nuestro país cuando alguien tiene éxito. Hace unos días, el francés André Pierre Gignac la refirió ahora que su equipo, Los  Tigres, participaron exitosamente en el mundial de Clubes en Dubai.

Es motivo de análisis el por qué existe el sentimiento de la envidia cuando un mexicano logra destacar en alguna especialidad. Está como un caso emblemático el asunto de Hugo Sánchez, indiscutible triunfador en el futbol español y con una gran trayectoria deportiva, al tiempo que tiene mucho malquerientes.

El filósofo mexicano Samuel Ramos escribió un libro denominado “El Perfil del Hombre y la Cultura de México”, donde hace una reflexión sobre la actitud del mexicano y su manera de actuar y de pensar. La primera edición fue en el año 1938.

En 1963 en la contraportada del libro, a manera de presentación, hacía referencia a esta obra en el sentido que el mexicano tiende a la autodenigración, mimetismo y la manera en que aceptó la preponderancia e influencia de la cultura francesa de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, durante la etapa porfirista.

No pocos literatos y poetas, como el caso de Manuel Gutiérrez Nájera, se basaban en referencias francesas. Todo ello, en general, forma parte de la reflexión del filósofo michoacano. Cuando se habla de autodenigración, lo podríamos esquematizar cuando el mexicano siempre atribuye lo peor a nuestro país, aun cuando no sea así.

De suyo, también es importante reflexionar que el mexicano siempre formará parte de una facción y desconocerá a la otra aun cuando haya virtudes y logros que resaltar.

Actualmente en México vivimos una gran polarización y todo lo que realiza la presente administración es sometida al escrutinio diario y contundente de los opinólogos. Se podría decir que todo está mal, cuanto que podría ser sólo una parcial visión

Sólo basta con lanzar una discreta mirada hacia los columnistas de los periódicos más relevantes en el país para encontrarse una larga lista de reprobadores del sistema, así tenga que ver en asuntos de mínima importancia hasta los más trascendentales. 

En realidad, nunca todo puede ser de color blanco o de color negro. Todo tiene su matiz. En el caso de México, no obstante, hemos tenido administraciones sumamente lesivas en contra de los intereses del país, pero que no han sido sometidas al más fuerte escrutinio. Más bien ha habido silencio.

A propósito de la iniciativa preferente de la Ley de la Industria Eléctrica que tiene como propósito que el Estado tenga la rectoría sobre la cuestión energética se ha abierto un debate en el Parlamento donde especialistas han ponderado la importancia que la CFE y Pemex sean reforzados en sus actividades.

Al mismo tiempo se ha hecho la narrativa sobre los inauditos esfuerzos de gobiernos neoliberales que desde 1992 fraguaron el quebrantamiento y que se agudizó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto  a través de la  Reforma Energética, siendo el propósito final la de debilitar los organismos de gobierno, CFE y Pemex, que han sido referentes de la actividad energética en el país, además que  constitucionalmente son garantes de la preservación de los recursos naturales de México.

El objetivo de la Ley es que la CFE tenga la responsabilidad de manejar el sistema eléctrico nacional y desplazar a los privados que en los últimos años se han apoderado del mercado eléctrico. Todo ello con grandes utilidades y, al mismo tiempo, con incremento en las tarifas de luz, cuando la promesa de la reforma energética era precisamente que sería para abaratar los costos del servicio.

Los que están en contra de esta Ley de la Industria Eléctrica aducen que sería espantar a los inversionistas extranjeros. Y también faltar a los Tratados de Comercio con otros países. En principio, en lo que hace al TMec, se estableció independencia de México en materia energética, de manera que no se puede opinar sobre la soberanía energética.

Pero también implicaría que empresas como Iberdrola no sigan obteniendo del Estado enormes cantidades de dinero para operar sus plantas en el país, a manera de subsidio. Qué formidable. Yo pongo el negocio, invierto en algunas acciones y, de ello, el 37 por ciento, una tercera parte, me lo paga el gobierno. Esta cifra es equivalente a 56 mil 175 millones de pesos.

Estos enormes beneficios hacia los inversionistas extranjeros se convirtieron  en una situación anómala que no se puede permitir porque va exactamente contra la lógica elemental de finanzas sanas del Estado. Y, por otra parte, es necesario seguir evitando los abusos hacia los campesinos de la Venta en Oaxaca, por ejemplo, que alquilaron sus terrenos para las torres eólicas de empresas españolas, como la ya señalada.

La periodista Diana Manzo afirma en un reportaje que los empresarios españoles llegan a pagar hasta 90 pesos mensuales por la renta de una hectárea.  Ella escribió un reportaje denominado Energías Limpias, Contratos Sucios.

Así de este nivel ha sido el fraude contra México con el señuelo de las energías limpias y con el brutal desplazamiento del Estado, mismo que está obligado a brindar los servicios energéticos. Claro, con el apoyo de la iniciativa privada, pero con reglas claras, prudentes y equitativas.

Retomando al expresidente Adolfo López Mateos, también dijo en 1960, cuando nacionalizó la industria eléctrica, que en el futuro podría haber malos mexicanos que atentaran silenciosamente en contra del país y abrieran las puertas a intereses extranjeros. ¡No se equivocó!

Estos malos mexicanos tienen nombre y apellido: Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Todos atentaron contra  la nación. Han ido abriendo la riqueza del país a ambiciosos empresarios extranjeros asociados con malos mexicanos.

INICIÓ VACUNACIÓN

Ya inició la vacunación de Adultos Mayores y se estima que para fines de abril se hayan vacunado a cerca de 15 millones. El reto es enorme y se tendrán que utilizar todos los recursos e inteligencia logística para obtener resultados de acuerdo a lo programado.