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La Amistad.

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            Para conservar un amigo sólo hay tres cosas que son necesarias hacer: honrarlo cuando esté presente, valorarlo cuando esté ausente y asistirlo cuando sea necesario. Gran parte de la vitalidad de una amistad reside en el respeto de las diferencias, no sólo en el disfrute de las semejanzas. Tómese tiempo para escoger un amigo; pero sea más lento aún en cambiarlo. La amistad es un alma que habita en dos cuerpos y un corazón que habita en dos almas.

            La verdadera amistad es la que sigue a su lado incluso cuando no le queda nada más por ofrecer, salvo su valiosa compañía. A veces, una separación prolongada, a la vez que amortigua los rencores despierta la amistad. La amistad es como un lucero que siempre está dando luz al cielo. No busque amigos sin defectos, pues se quedará sin amigos toda la vida. Tampoco busque defectos en sus amigos, pues poco a poco se quedará solo. A las personas les interesa nuestro destino exterior; el interior, sólo a nuestros amigos. Si quiere hallar en cualquier parte amistad, dulzura y poesía, llévelas consigo. Es una regla en la amistad que cuando la desconfianza entra por la puerta, el afecto sale por la ventana. Qué raro y maravilloso es ese fugaz instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un amigo. Martin Luther King dijo “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos”. Mahatma Ghandi dijo: “Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero”.

            La amistad es un tema difícil y complicado que he presentado a menudo, porque considero sinceramente que debería ser un afecto puro y desinteresado el que compartamos con otras personas, que nace y se fortalece con el trato frecuente. Requiere de tolerancia, respeto, comprensión y amor mutuos. Es indispensable en el fortalecimiento espiritual de cada ser humano y debe mantenerse ajeno a desconfianzas y defectos que afecten su apropiado cultivo. Decirlo es fácil pero llevarlo a cabo requiere de entereza y fuerza de voluntad, dada nuestra imperfecta condición humana, pero a Dios gracias perfectible. Cuidemos a los amigos, brindémosle invariablemente nuestro respeto, comprensión, apoyo, tolerancia y lealtad. Los valores humanos, éticos y morales, son obligaciones que estamos desatendiendo cada vez más y con mayor frecuencia, tanto que muchos jóvenes de hoy ni siquiera los conocen. La amistad es un pilar que detiene el sentido común, en el que también se basan muchos otros valores urgentes de rescatar. Conservemos a nuestros amigos cumpliendo con la parte que nos corresponde, atendiendo nuestro sentido común que nos ayuda siempre a seguir y cumplir con nuestros valores morales como la fidelidad, el respeto y la lealtad. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.