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Gómez Cazarín acusa de soberbia a alcaldes de Morena

Por Arturo Reyes Isidoro

Prosa aprisa

Quién mejor que el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, para hablar de los presidentes municipales de su partido, Morena, por la necesaria relación institucional debido a los encargos de él y de ellos.

Sorprende su actitud crítica y autocrítica al señalar y reconocer que los alcaldes morenistas han actuado con soberbia cuando aseguran –según declara– que ellos no llegaron a sus cargos por el factor López Obrador (fueron elegidos en 2017, un año antes del triunfo del tabasqueño).

“Yo he hablado con alcaldes y les he dicho que estoy en contra de ese pensamiento, deben de ser humildes. Sin la lucha de Obrador, ellos jamás hubieran sido alcaldes”. Les pide seguir su ejemplo.

Ante la aridez política que caracteriza a Morena, un movimiento social más que un partido político en Veracruz, el surgimiento de una voz autocrítica se convierte en un hecho que, considero, merece atención y significarse.

El jueves pasado, en el medio La Silla Rota Veracruz, se publicó una entrevista que el reportero Miguel Ángel León Carmona le hizo, que lo muestra como uno de los pocos morenistas en el poder que tiene bien puestos los pies sobre la tierra, esto es, que está percibiendo en forma correcta la realidad política y que, en consecuencia, procede a la autocrítica en voz alta y abierta.

El periodista le recordó que habían dicho que Morena no permitiría la reelección, pero que está ocurriendo.

“Nos hacen falta más cuadros políticos”

Reconoce: “Para empezar, Morena es un partido que apenas tiene cinco años, un partido nuevo. La realidad es que nos hacen falta más cuadros políticos. Es difícil buscar y encontrar gente comprometida”. Acepta que varios diputados, entre ellos él y otros de su partido, buscarán reelegirse.

El reportero vuelve a la carga. Le recuerda que a su partido se le critica por tomar decisiones improvisadas y designar funcionarios sin experiencia.

Responde con su propio ejemplo: “Cuando llegué a ser diputado no sabía ni qué era la Jucopo (Junta de Coordinación Política), pero recibí el respaldo de mis compañeros y esa falta de experiencia se resolvió con trabajo y más trabajo”.

En la entrevista, recordó cómo en los últimos cuatro años pasó de vendedor de autos y gerente de una agencia de la Volkswagen a cabildear y negociar iniciativas del gobernador con los diputados de la oposición (siempre he sostenido que su habilidad como vendedor –recibió un premio por ello– lo ayudó a adaptarse a su nueva función).

A poco más de dos años de su llegada al poder, creo que es el más hábil de todo el cuitlahuismo para dialogar con el otro, con la oposición (me lo han confirmado diputados panistas) y con los contrarios a su corriente dentro de su propio partido, como Manuel Huerta y Mario Delgado. Incluso ha ido a saludar al senador Ricardo Ahued en su oficina.

Le confió al reportero que de niño le enseñaron a actuar con humildad, “a pedir la bendición a mi madrina, a mi padrino” y que por eso, cuando fueron al sepelio del diputado Juan Carlos Molina vio que el diputado Jorge Moreno Salinas iba a tropezar porque no llevaba amarrados los zapatos, ante lo que corrió y se agachó para atarle las agujetas, pero que otro diputado tomó una foto y la filtró después, no obstante que le había pedido que no lo hiciera, y le motivó críticas.

No se nace sabiendo; él ya aprendió

Hace poco más de dos años, el 12 de febrero de 2019, publiqué (“La fortaleza de Morena, ¿un tigre de papel?”) que la frase “No hay escuela para gobernadores”, que se usó en el siglo pasado para tratar de justificar la inexperiencia de los nuevos gobernantes al llegar al cargo y los errores que cometían, que le han costado a Veracruz y a los veracruzanos; que esa frase aplicaba muy bien para el entonces nuevo presidente de la Jucopo.

Consideré que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez no lo removería de su poderoso nuevo cargo tras su primer fracaso, cuando el Congreso no pudo deponer al entonces fiscal Jorge Winckler; que menos de setenta días después, el nuevo gobierno mostraba una debilidad que no iba con la fuerza que había mostrado el día de la elección, y que en Veracruz Morena no era más que un tigre de papel.

“Aprender a hacer política haciendo política, esto es, en la práctica, lleva tiempo y no hay escuelas para ello, pero alguien interesado puede buscar dónde puede haber ejemplos que le den una idea cómo, que le abrevie el camino y que no le cueste tanto”, apunté.

Hoy, en el último año de su gestión, creo que Gómez Cazarín encarna bastante bien la frase de Paquita la del barrio: no se nace sabiendo, aunque a ella le faltó matizar que con el tiempo algunos aprenden y otros no. Escuchándolo en ocasiones, dialogando con él, leyendo sus declaraciones, sabiendo sus ires y venires por todo el Estado (cada que puede visita su distrito para el que promueve y entrega obras y servicios), considero que ya aprendió y que es una excepción en el morenismo y en el cuitlahuismo.

Reto difícil, las elecciones que vienen

No olvida que el presidente López Obrador ya no estará en la boleta electoral el 6 de junio y por eso llama al morenismo a ponerse de acuerdo. Al referirse a la pugna por la dirigencia estatal de su partido reconoce que el proceso para definir al nuevo presidente ha sido difícil, que la intervención del Comité Ejecutivo Nacional llegó “un poco tarde”, expresa su respeto por Gonzalo Vicencio, pero respalda a Esteban Ramírez Zepeta, “el único que ha recorrido todo el estado”. No obstante, afirma que trabajará con la persona que designe el CEN. Muestra disciplina y se advierte no dispuesto a ahondar más la división.

Contrario a casi el resto del cuitlahuismo que se muestra muy seguro y confiado de que van a volver a ganar, él acepta que las elecciones que vienen es un reto difícil, recuerda que será la primera elección de Morena como gobierno y señala: “Hay amigos que dicen que la elección de 2018 fue difícil, pero para mí fue la más fácil porque Obrador nos hizo ganar a muchos, entre ellos a mí”.

Ahora, afirma, el primer objetivo de su partido es retener los 17 municipios que ganaron en 2017, entre ellos Xalapa, Coatzacoalcos, Poza Rica y Minatitlán. “A mí me gustaría decirte que vamos a ganar todo, pero vamos por un 90 por ciento del territorio. De los 17 municipios, Morena repetirá en un 95 por ciento y vamos a quitarles muchos municipios a la oposición”.

Acepta que la aprobación del presidente López Obrador anda sobre el 73%, pero que la marca de Morena en el Estado no pasa del 35%. “Estamos a la mitad de aprobación de lo que maneja el presidente, pero por encima del PAN, PRI y PRD, el PRIAN”.

Si Morena tuviera más militantes así, hoy será un gran partido en Veracruz.

Leo Herrera aspira a presidir Úrsulo Galván

El sábado por la tarde Leo Herrera Zapata se registró como precandidato de Morena a alcalde del municipio de Úrsulo Galván.

Originario de la comunidad El Zapotito, casi de cara al Golfo de México, escribió en su cuenta de Facebook que como ciudadano lo mueve su preocupación por el bien común, el desarrollo y las causas sociales.

Recuerda que ha formado parte activa del movimiento (Morena) que converge con su forma de pensar y con sus ideales.

Expresa que este nuevo camino representa un reto y una oportunidad para ayudar, contribuir y dejar de ser espectador, para convertirse en actor principal.

Tengo la mejor impresión de él, lo considero un buen muchacho, sé de su trabajo de campo, casa por casa, por todo el municipio, en el que es ampliamente conocido, y si su partido lo postula le veo amplias posibilidades de ganar.