Entre Columnas
twitter: @mquim1962
Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.
Francisco de Quevedo.
El camino a la disputa electoral acentúa los intereses facciosos por encima de las propuestas para enfrentar nuestros problemas. Nada que mitigue las angustias sociales, sumando que más de 600 mil trabajadores formales hayan perdido sus empleos en el 2020, que los feminicidios y la violencia de género se acentúa, o los altos niveles de inseguridad registrados en datos que indican un incremento en este tipo de percepción nacional, ya que siete de cada diez ciudadanos nos sentimos inseguros en el lugar donde vivimos.
Los tiempos corren rápidamente, las difíciles condiciones de nuestro país definen circunstancias enmarcadas en escenarios de crisis global, de rupturas de condiciones ocasionadas con la pandemia y con el establecimiento de posiciones políticas desfavorables para la concordia social, asomándose nuevamente ideas autoritarias y antidemocráticas que parecen reforzarse y poner en aprietos las esperanzas forjadas en las construcciones demócratas.
Hagamos un esfuerzo por mejorar las discusiones electorales hacia lógicas distintas, abandonando la continuidad de los ritos de confronta de siempre, con descalificaciones y señalamientos que suplen la carencia total de propuestas serias. Dejemos atrás los lugares comunes de promesas incumplibles o retóricas discursivas huecas. Exijamos planteamientos claros a problemas específicos, rutas de trabajo plausibles, con viabilidad presupuestal, operativa y política.
Establecer esquemas que brinden a los ciudadanos líneas de información de las ideas que se quieren desarrollar para que la ciudadanía tome decisiones sobre propuestas e informaciones veraces, mucho más allá de los datos falsos y las mentiras.
No es momento de arriesgar e insistir en profundizar la crisis de la política y de la democracia; promovamos que en todos los niveles donde se desarrollen procesos electorales en este año, se eviten los reduccionismos, las calumnias, la intolerancia o la falta de razones como ejes de posturas que aumentan la polarización y quiebran los puntos de encuentro de un espíritu democrático que necesita el respeto de las opiniones diferentes, que reconoce las normas y los marcos democráticos que tanto nos han costado construir como sociedad.
Esta elección que viene, la más grande que se ha realizado nunca, debe permitirnos avanzar con razones y reflexiones que ameritan los ejercicios de representación y de gobierno que están en juego. Enfrentar el 2021 obliga a mirarnos en un espejo donde la humildad, la tolerancia y el respeto de los otros deben guiarnos por una ruta hacia el encuentro de mejores comportamientos ciudadanos.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
No hay presupuesto para el combate al feminicidio. ¿Y mientras qué hacemos?