Iniciamos el año 2021 y como es costumbre en la mayoría de los seres humanos, este inicio lo acompañamos con una serie de deseos con la esperanza de lograrlos.
En especial en esta ocasión después de haber logrado sobrevivir al difícil año 2020, durante el cual los mexicanos no solamente padecimos la pandemia del Covid-19, sino también el tener que soportar un Gobierno Federal cooptado por la ineptitud y perversidad de su “guía espiritual”, así como también de sus más cercanos y obedientes – ciegamente- apostatas.
Pues las secuelas que deja el segundo año de actividades de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como rebasado sector salud, la creciente inseguridad, la cada día más deficiente educación, el creciente desempleo y el avance negativo en el aspecto económico, además de la creciente corrupción en el medio político y la administración pública, entre otros. Lamentablemente tendrán un muy grave reflejo en el año que inicia.
Año que políticamente hablando tiene una gran importancia para el futuro de México, pues se llevará a cabo el proceso electoral de mayor importancia durante las últimas décadas, tanto por lo complicado de este por el número de cargos que se elegirán en dos de los niveles de gobierno de este país, así como por la importancia de las consecuencias políticas que se derivarán de los resultados que se obtengan.
Ya que es del conocimiento de los mexicanos pensantes, como lo han manifestado algunos integrantes de la clase política de esta Nación, que el futuro de la democracia mexicana está en juego y por consecuencia el futuro de México.
Como muestra de esto podemos citar el comportamiento que fuera de toda legalidad muestra a diario en las desprestigiadas mañaneras AMLO, como sucedió el pasado miércoles 23 de diciembre del pasado año 2020, cuando palabras más, palabras menos, descalifico la formación y presentación de la alianza “Va por México”, integrada por los partidos políticos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), ya que en un tono sumamente molesto, inventó que estos partidos políticos “le quieren quitar el dinero a los pobres”, así como también que “defienden el régimen de privilegios”, entre otras calumnias más, como ya es su costumbre hacer a sus, según él, “enemigos o adversarios”.
Oraciones con las que cometió una serie de delitos electorales y penales al descalificar la formación de la Alianza “Va por México”, pues en la acusación: “le quieren quitar el dinero a los pobres”, desde el punto jurídico la tiene que probar. Y el ser Presidente de México, lo convierte en un servidor público y en la legislación electoral, los servidores públicos de cualquier nivel no pueden intervenir en el proceso electoral.
Pero para AMLO, las normas, o sea, el estado de derecho es un estorbo, ya lo ha expresado en algunas ocasiones cuando ha manifestado que el pueblo esta antes que todo, lo que es indicativo muy claro de cuales son realmente sus intenciones al estar y el tratar de conservarse en el poder.
Situación que lamentablemente para al sector de la población mexicana que aún le cree, al que él llama mañosamente “el pueblo sabio” y en algunos casos también se refiere a este sector como “primero los pobres”, por su falta de conocimientos no se percatan de la amañada forma en que los manipula -a través de las desprestigiadas mañaneras- por eso uno de sus principales objetivos para este año 2021, les ha comunicado, es el cumplimiento de los llamados “programas sociales”, que no son otra cosa que el repartir dinero mientras lo halla para fines electorales, en otras palabras regalarles dinero mientras necesite que voten por él. Después quién sabe, que les pasará, porque el dinero ya se acabó. Usted que OPINA, estimado lector. Hasta el viernes. [email protected]