Barloventeando
Un maldito virus cambio a los veracruzanos
Algún compositor cuyo nombre no recuerdo lanzó al mercado con la cadencia y ritmo sudamericano aquello de “El tiempo pasó” , soy malo para recordar la letra de las canciones, ante ello hago arreglos que encabronan a mi esposa, purista del ritmo y la composición; estos días, ayer, fue uno los mas amargos del año, fui al centro a comprar un medicamento y me dio por dar una vuelta al zócalo o parque central de la ciudad, por principio, recordé mis viejos tiempos cuando acudía a ese paseo a “dar la vuelta” escuchar a los pregoneros y comprar alguna chuchería original y la vejiga o globo de colores a que estaba obligado ante las demandas de mi entonces pequeña hija, era un sencillo placer el paseo, cuando solo acudía con mi esposa, hacíamos obligada escala en alguno de los bares de los portales.
El tiempo paso, hoy, muchos años después y algunos pocos de no realizar el paseo, sufrí una tremenda afectación al baúl de mis recuerdos, a las 9 de la noche recuerdo que era difícil el paseo, el tumulto de turistas y los amigos que como yo llevaban a sus hijos a dar la vuelta y comprarles golosinas y juguetes baratos, se podía cruzar el parque y de lejos saludar a los amigos que degustaban un trago de cerveza en los portales, hoy fue una decepción, el paseo se hace difícil ante los muchos vendedores que convirtieron el zócalo en un tianguis de baratijas chinas, no se ven globos ni la golosina de azúcar esponjada que era deleite de niños y adultos.
Horrible el espectáculo del parque, pero lo que me llamó mas la atención, fue cuando caminé frente a los bares de los portales, en mis viejos tiempos, a esa hora era imposible encontrar mesa o espacio en la barra, desde mediados de Dic. empezando el 16, hasta la fecha de los reyes magos, los Portales eran una variopinta de asistentes que colmaban todos los espacios, los cantineros no se daban a basto para servir, los asistentes demandaban a gritos el servicio, buena botana en el día y en la noche las exquisitas tortas de pavo que preparaban casi todos los bares, en competencia gastronómica del sencillo preparado con pan, carne y la formula secreta de cada uno.
Mi tiempo pasó, ayer no vi niños con sus padres, mucha gente que caminaba sin sentido pues no se detenía a platicar con amigos ni a comprar las baratijas chinas, los bares estaban con muy pocos clientes, solo una o dos mesas colocadas en la calle en dos o tres bares estaban ocupadas, las del interior vacías y lo mas sorprendente, los meseros platicando entre ellos por la nula demanda, pues los asistentes, casi todos los que vi, tenían sus vasos y botellas de cerveza vacíos, no había la alegría de los veracruzanos que en estos tiempos se daban cita para recordar amigos locales y los foráneos que regresaban de vacaciones al terruño.
Pobre Veracruz, pobres cantineros, definitivamente, mi tiempo fue mejor, por lo menos las alegres tradiciones de “Los Portales” que dieron fama a Veracruz, ya no existe mas, hoy el zócalo y los portales, son un desagradable tianguis que no venden nada, pues además de la crisis económica y pandémica, el panorama no atrae a los veracruzanos locales y los foráneos turistas, algo deberemos hacer para retomar la alegría de los viejos tiempos. Esperemos llegue pronto la vacuna. ¡AGUAS!
Diciembre 12 de 2020 [email protected] Luis Martínez Wolf