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Soberbias concesiones

Por: Hector Saldierna Martinez

Abriendo Brecha

Soberbias concesiones

Por: Héctor Saldierna

Siguen creciendo las protestas ciudadanas en contra del servicio de agua potable en Veracruz, suministrado por Grupo Más, derivado del mal servicio que otorga y por los abusos que comete en cuanto a cortes de agua inconstitucionales y lo elevado de sus tarifas.

Esto ha llevado a una serie de protestas que se han incrementado y que han ido ante Palacio Municipal para mostrar su descontento a través de encendidos discursos que llegan ya a límites preocupantes.

Cabe advertir que durante las campañas políticas los representantes de la oposición, ahora convertidos en gobierno, prometieron que habrían de hacer las gestiones para cancelar la concesión del Grupo Mas, pero hasta el momento no han cumplido con tal propósito.

Tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo ha habido un silencio que puede interpretarse de diversas maneras. Pero lo más delicado es que prosigue esta compañía que sólo ha ocasionado molestia en la ciudadanía veracruzana.

Haciendo un poco de historia, el servicio de agua potable que manejaba el ayuntamiento de Veracruz fue privatizado a instancia del mal recordado Javier Duarte que lo cedió a Grupo Odebrecht y cuya maléfica influencia traspasó una serie de límites que están ahora en tribunales y que uno de los principales protagonistas, Emilio Lozoya, se encuentra en etapa de declaraciones y evidenciando los malos manejos de la constructora brasileña.

Con toda esta nefasta historia de corrupción y de influencias, tendría que ser un motivo más que suficiente para que se retirara la concesión y que fuese el gobierno del Estado que la recuperara y fuese manejada por una instancia oficial, lo que así debería ser.

El constituyente de 1917 fue bastante claro y visionario. Desde que se establecieron los artículos constitucionales sobre la importancia de los recursos naturales y el subsuelo, éstos pertenecen a la nación y no debe ser una instancia privada y mucho menos extranjera, la que se encargue de usufructuarlos. Son bienes que deben ser manejado por el Estado por ser un bien público y que son derechos que deben ser ejercidos por la ciudadanía. Lo lamentable, hay que decirlo, que autoridades municipales y estatales llegaron a los gravísimos límites de la corrupción y de la codicia, por lo que ahora los ciudadanos tenemos que pagar estas anomalías.

No debemos olvidar el contexto y anotar que fue durante el período de Enrique Peña Nieto como presidente, Duarte, como Gobernador y Pepín Ruiz, el encargado del Sistema de Agua, cuando se cometió tal felonía que ahora padecemos todos los veracruzanos. 

En Boca del Río, siguiendo ese mismo pernicioso modelo, privatizaron el servicio hace tres años. Se trata ahora de una compañía, Cab, que ha incrementado sensiblemente las tarifas, hay pésima atención y no atienden las quejas ciudadanas.

Ambas concesiones tienen que ser revocadas. El gobernador Cuitláhuac García Jiménez tiene la palabra y sí algo dice a favor del ciudadano, sus bonos podrían crecer, hasta ahora muy mermados por cierto. Igualmente los diputados tienen que decir algo sobre el tema, principalmente los representantes de Morena.

El Ing. Oliver Olmos Cabrera, quien es el líder del Movimiento Ciudadano, indicó que la percepción que tiene esos organismos es de una cerrazón absoluta. Es decir, la respuesta es de arrogancia y de soberbia.

ANUNCIA INVERSIONES

Por otra parte, durante la ExpoEnergía organizada por Gobierno del Estado, Rocío Nahle, la secretaria de Energía, anunció que en Veracruz se hará una inversión de 2 mil 500  millones de pesos en plantas generadoras de electricidad en Lerdo y Tecolutla, que será con inversión privada, pero manejada finalmente por la Comisión Federal de Electricidad.

En ese foro uno de los ponentes señaló que los petrolíferos tendrán todavía una vida útil hasta 2045, que es un estudio realizado por las grandes petroleras. Con ello, se valida la importancia que tiene el mantenimiento y la construcción de nuevas refinerías. Dos Bocas, con todas las críticas que ha suscitado, la que desde luego obedece a intereses de grupo, se constituye en una necesidad para producir la gasolina que desde hace años se compra a Estados Unidos. Resulta increíble que México siendo un país petrolero tenga que importarla.

En 1982 se construyó la última refinería en el país. En el 2007se había anunciado la construcción de una nueva refinería y se acordó que fuese en Tula, Hidalgo. Solo se hizo la barda. Fueron los tiempos de Felipe Calderón y hasta ahora no le causa el mínimo rubor el no haberla construido y las inherentes secuelas de gran perjuicio para México.

La puesta en marcha de la refinería de Dos Bocas vendrá a solucionar en gran medida la producción de gasolinas en el país. Se sumará a las otras refinerías que ya llevan un grado notable de avance en su rehabilitación.

Y hasta la próxima.