Barloventeando
Sostengo, las armas de la mujer, únicas, las conforman el agradable patíbulo o dogal de amor para el hombre, son las que han provocado el eterno matriarcado que ha permitido subsistir a la humanidad, mientras existen esas armas, hombres y mujeres vivirán en una “conflictiva armonía“ a la que todos le entramos.
El más formidable ejemplo del imperio femenino sobre los proyectos de los hombres, me lo dio en tiempos de NAVIDAD mi hija Anamar. Con actitud congruente a mi posición de ambientalista y atendiendo además la presión económica derivada de la crisis, emprendí campaña contra el corte de arbolitos de Navidad (pinos), decidí, contra la opinión de la mayoría en mi hogar, que no adornaríamos la sala con el tradicional arbolito; Anamar protestó, el jueves me dijo con su más dulce y acariciante voz “papito, quiero que me pongas mi arbolito“, !NO!, fue mi respuesta. El Viernes me dijo, “Papito, estoy muy triste, porque la canción que me enseñaron en la escuela dice: ¡Oh árbol de la Navidad, cuánta alegría tu me das!, y yo no tengo árbol”. ¡NO HAY ARBOL!, respondí con firmeza; el Sabado Anamar me dijo: “papito, vi en la tele que un Banco te da o presta dinero para la Navidad, ve a qué te den para que me compres mi árbol de Navidad”. Titubeante y angustiado respondí, “hoy no abren los bancos”.
Hoy Domingo muy temprano, Anamar me despertó dándome un beso, con voz entrecortada, suave y sin dejar de abrazarme dijo: “Papito, soñé muy bonito, vi un árbol Navidad en la sala, con muchas luces y yo estaba muy feliz”, me volvió a besar y … ¡YA!, elmacho de la casa, el que manda y ordena lo que debe hacerse, dispuso con energía a su obediente y sumisa esposa: ¡ a volar los ecologistas! ¡a volar la crisis!, ve al mercado y busca el más hermoso árbol para dar una sorpresa a Anamar, hagamos que su sueño se haga realidad.
Mi obediente y sumisa esposa salió corriendo a comprar el árbol y los adornos que lleva; ya a solas, estoy pensando que fui objeto de un complot urdido entre dos auténtica representantes del sexo débil, mi esposa y Anamar.
Bueno, que sea el árbol su regalo de Navidad y símbolo de una batalla más ganada por el sexo ¿Débil?. Cuento de LOBOMAR LMW “AGUAS”Diciembre 8 del 2020 [email protected]Luis Martínez Wol