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La Benemérita, a 134 años de existencia

Por: Jorge E. Lara de la Fraga.

ESPACIO CIUDADANO.

La Benemérita, a 134 años de existencia

En estos meses de noviembre y diciembre de 2020 cumple un año más de vida institucional el egregio plantel fundado en las postrimerías del siglo XIX por el gobernador Juan de la Luz Enríquez, bajo las directrices doctas del educador suizo Enrique C. Rébsamen. El 30 de noviembre y durante los primeros días de diciembre de 1886 se llevaron a efecto los festejos relativos a tan trascendental acontecimiento que vino a revolucionar la labor pedagógica de la educación básica en nuestro país, la cual se encontraba anclada en el pretérito y alrededor de procederes didácticos obsoletos. A 134 años de ese amanecer formativo promisorio, el actual Director de nuestra alma máter, el C. Maestro Daniel Domínguez Aguilar y su equipo técnico de apoyo convocaron a algunos docentes normalistas jubilados para que externaran puntos de vista o consideraciones sobre la problemática educativa y sobre el compromiso y retos de nuestro centenario y benemérito colegio. En este artículo incorporo algunas de mis aportaciones con respecto a las interrogantes que me formularon, con la justificación de que algunas de las preguntas las abordé con preocupación y prudencia, pues ignoro elementos específicos de los recientes planes de estudio y de los contenidos programáticos.

Inicio con el asunto del desempeño de los profesores de educación básica durante esta etapa emergente de confinamiento, ante la pandemia que persiste en nuestra nación. Manifiesto, en mi carácter de abuelo y profesor, que la mayoría de los colegas docentes en servicio ponen en operatividad la denominada comunicación horizontal mediante sus puntuales directrices de aprendizaje, las cuales son compartidas a los padres de familia para que los alumnos asimilen conocimientos básicos y lleven a efecto actividades revitalizantes, sin omitir que ante escolares que acusan rezagos tanto los padres interesados como los profesores sensibles y comprometidos, adicionan esfuerzos y empeños para superar esos vacíos. Creo pertinente señalar sobre el tópico, que lamentablemente hay individuos irresponsables incorporados a las filas magisteriales que no cumplen con su cometido profesional y aprovechan las circunstancias “para descansar”, realizando otros quehaceres y dejando a un lado su vertebral obligación pedagógica.

Por cuanto a la importancia de las instituciones de formación docente, apunto que en el proceso enseñanza – aprendizaje “el maestro es insubstituible” (tal como lo expresa el actual Titular de la SEP, Esteban Moctezuma) y el normalismo mexicano ha sido históricamente un baluarte en nuestra historia patria. En las aulas, con la oportuna participación de los profesores, se han conformado las generaciones que han cimentado la soberanía, así como han favorecido el desenvolvimiento científico –humanístico – tecnológico y el avance socioeconómico de nuestra República. Las instituciones formadoras de docentes son elementos claves para que México siga avante, progresando cuantitativa y cualitativamente. Ante lo cual resulta improcedente atacar a tales ámbitos formativos y pretender modificar sus objetivos trascendentes, como en tiempos pasados y superados lo sugirió una lideresa magisterial, mucho menos intentar clausurar esos centros de estudio que están singularmente vinculados a los sectores más desprotegidos de la comunidad nacional.

En lo que corresponde a los planes de estudio implementados por la federación exteriorizo que desconozco las características y especificaciones de los vigentes planes de estudio de las normales, pero juzgo necesario que la SEP establezca comunicación continua con las escuelas formadoras de profesores, a fin de conocer sus puntos de vista con relación a esos documentos importantes, así como para tomar en consideración sugerencias, proyectos y propuestas de todo el universo normalista, con el objetivo de que el altiplano deje de ser el epicentro omnipotente que no escucha los planteamientos de los consejos técnicos ni de los organismos académicos de las diversas entidades federativas. Es un anhelo provinciano compartido de que ya cese o concluya ese “centralismo empobrecedor” y se aproveche el bagaje teórico – práctico de catedráticos e investigadores ameritados diseminados en el territorio mexicano. Si se estableciese una dinámica enriquecedora “de ida y vuelta” entre las autoridades superiores y las instituciones reconocidas se lograrían mejores frutos, así como docentes pertrechados debidamente para asumir a cabalidad los compromisos contemporáneos.

A reserva de elaborar otro comentario que aluda a las cuestiones que “quedaron en el tintero”, por razones del espacio disponible, asevero que la Benemérita Escuela Normal a lo largo de su trayectoria cronológica ha experimentado períodos de bonanza y sufrido lapsos amargos, se ha significado a nivel nacional por sus aportaciones y logros psicopedagógicos así como sobrevivido a pesar de las crisis de diversa índole. Se puede enfatizar con orgullo que nuestra “madre nutricia” proseguirá imperturbable, siempre y cuando los integrantes de su comunidad respondan con hechos y se solidaricen en los momentos del apremio. A 134 años hay evidencias de sus fortalezas pero así mismo de sus necesidades acuciantes; a un año más de su labor institucional sería saludable hacer una valoración de cómo está operando y visualizar los elementos que ameritan apuntalarse. Por ese sendero autoevaluativo formular un llamado a todos los integrantes de la colectividad para que responsablemente asuman su rol y coadyuven en pro de la consolidación del plantel insigne. En la actualidad la Benemérita sigue siendo un referente significativo en la formación de cuadros profesionales y tal logro nos debe impulsar a no dormirnos “en nuestros laureles” ni a conformarnos con el legado de nuestros antecesores.

Postdata.- El estimado y conocido fotógrafo “de la Normal” confronta problemas cardíacos, necesita un aparato especializado (“marcapasos”). Sabemos todos su situación económica crítica. Si puedes auxiliarlo, deposita lo correspondiente en el Banco Banorte. Datos: Domingo Cruz.- Número de Tarjeta 4915-6634-1556-8147 y Número de cuenta 0312260033.- El buen amigo ha estado ligado voluntariamente a la BENV desde 1964 (durante 56 años).

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Atentamente.

Profr. Jorge E. Lara de la Fraga.