Barloventeando.
Serendipia, chiripa o ¿Ciencia?
Agua sobra, fácil obtenerla, ¿Cómo? Parte 1.
Popular apotegma de la picardía veracruzana se complementa con “no me bañaré en sus olas”. La sentencia que parece guasa tiene una increíble profundidad filosófica que aplicando la reducción al absurdo “el secado del mar” establece un imperativo categórico lúdico, el placer de jugar con las olas y la imperiosa conveniencia del baño, por higiene personal y relación humana.
Traigo a colación la popular premisa del existir oceánico para postular o exponer la inveterada costumbre de los científicos de aplicar sus estudios para demostrar la imposibilidad de realizar u obtener resultados positivos o exitosos de una investigación cualquiera, normalmente el investigador encamina sus trabajos para demostrar la imposibilidad de que una hipótesis cualquiera pueda encaminarse al éxito, en beneficio propio o de la humanidad en lo general.
Afirman muchos investigadores que han logrado el éxito merced a la serendipia, los más sensacionales logros se han dado con el descubrimiento de la penicilina por Fleming y la bombilla eléctrica por Edison, como muchos científicos la línea de investigación la llevaban para conocer otros aspectos de la ciencia que pretendían concluir, lo que lograron aplica otro término de la picardía veracruzana en lugar del vocablo aceptado por la Real Academia de la Lengua, vale el prosaico término: chiripa, de suerte.
No hay tal chiripa, el científico que goza en su ardua tarea, es optimista, estudia y experimenta buscando un objetivo que se impuso, pero lo fantástico, bello y atractivo de la investigación es que al tratar de verificar los resultados de una investigación se atiende la norma de “prueba y error”. Dicen los optimistas que los errores son el precio de la experiencia, sólo quienes están dispuestos a pagar el precio de la investigación, tienen el más increíble pago a su trabajo, por serendipia, de chiripa, se desvía o desvían su línea de investigación y aplican el estudio a conocer a fondo su error, cambiándolo por un triunfo de algo que no esperaba.
El pastorcillo que olvidó queso en una cueva húmeda y fría, sin ser ilustrado, se convirtió en científico pues normalizó el aislamiento que provocó el queso Roquefort, con un hongo prodigioso que cambió el mundo gastronómico francés.
Creo fue un judío Chaim Weizmann el que llevó a la literatura universal su ensayo, tesis o tratado “Trail & error”, yo le llamaría “Apología de la chiripa”.
Traigo a colación lo anterior para exponer un antecedente más de lo que pretendo poner a discusión como hipótesis antagónica de teorías aceptadas por catastrofistas. Sostengo que el mundo dependiente del agua potable, tiene buen futuro, el agotamiento de los recursos es tema común y universal, los investigadores catastrofistas han impuesto la tesis del agotamiento o encarecimiento del agua usable por el ser humano, es la línea aceptada y se imponen medidas para limitar el consumo de agua a niveles de supervivencia. ¡AGUAS!
Noviembre 21 del 2020 lmwolf [email protected] Luis Martínez Wolf.