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Frijolero.

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            Hace ya algunos años que mi buen amigo “el guayabito” me comentaba que en cierta ocasión, cuando era joven, perdió toda su quincena inmediatamente después de cobrarla. Se pasó esa quincena entera comiendo frijoles. Casi para finalizar esa misma quincena –también me dijo, un amigo le invita a tomar unos tragos a una cantina y les ofrecen botana. Mi amigo pensó que esa era su oportunidad para variar el menú. El mesero les llevó unas enfrijoladas con bastante salsa picante. ¡Frijoles no, Otra vez no! Fue la expresión que exclamó al recibir el plato.

            En aquellos tiempos cuando sucedió lo que me platicaba mi frijolero amigo, los frijoles eran baratos, pero hoy al igual que muchos productos de la canasta básica están por las nubes. Hace algún tiempo nuestro gobierno incautó miles de millones de dólares procedentes del narcotráfico; no recuerdo cuánto fue en total, pero fue una gran cifra sin precedente en ningún otro país. Después, el gobierno a través de los medios masivos de comunicación no informó que ese dinero sería utilizado para aplicarlos en diferentes programas prioritarios y distribuirlos en tres grandes partes. Existieron también otros programas de gobierno como “Prospera”, más antes llamado “Oportunidades”, que para nada creo yo apoyaban a la población verdaderamente necesitada. Les daban el pescado a unos cuantos pero no les enseñaban cómo pescarlo. Un gobierno que le da limosna a un pequeño sector de la población en vez de generar empleos alentando la inversión, es un mal gobierno. Se armaban grandes tumultos de gente para recibir los famosos apoyos que otorgaba el dichoso programa, se distribuía inequitativamente al realizarse una deficiente y a la vez, bien planeada selección, y un sin fin de anomalías más. Tal vez el gobierno tenía realmente buena intención con ello al ser programas digamos que perfectamente elaborados, pero desde un escritorio, y con una deficiente supervisión en los niveles inferiores de la escala jerárquica, que es donde debieron vigilarse un poco más. Pero todo esto es puro atole con el dedo que por decenios le han dado a ciertos sectores de la población, y lo peor de todo es que les gusta. No sé si recuerden al “Pronasol”, o Programa Nacional de Solidaridad establecido en la administración de Carlos Salinas de Gortari, pues es casi lo mismo.

            Mientras el ingreso nacional no se reparta equitativamente y la generación de empleos no se mantenga constante y creciente, alentando la inversión interna y extranjera, seguiremos estando en las mismas. Existen grandes monopolios disfrazados de grupos corporativos que diseminan empresas de una misma rama de actividad, cuyos nombres o razones sociales, para nada se relacionan aparentemente con los grandes grupos a quienes pertenecen, y lo único que generan es ausencia de verdaderas oportunidades de inversión y de empleo para la mayoría, además de concentrarse en ellos la mayor parte de ese ingreso. El gobierno nos habla de nuevas oportunidades de inversión para muchos sectores de la actividad económica, mientras que algunos noticieros nos señalan a diario grupos marginados en las montañas, en las sierras, en las costas, gente que parece no ser mexicana. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.