Panoramas de Reflexión
La maleta de la vida.
“Cuando tu vida empieza, tienes apenas una pequeña maleta de mano. A medida en que los años van pasando, el equipaje va aumentando poco a poco. Porque existen muchas cosas que recoges por el camino, porque piensas que ellas son importantes. En un determinado punto del camino, comienza a ser insoportable cargar tantas cosas, en verdad pesan demasiado.
Entonces, puedes escoger: Permanecer sentado a la vera del camino, esperando que alguien te ayude, lo que es muy difícil. Pues todos los que pasen por allí, ya traerán su propio equipaje. Puedes pasar la vida entera esperando y esperando. O puedes disminuir el peso, eliminando lo que no te sirva, pero ¿qué tirar? Empiezas tirando todo para afuera y viendo lo que tienes dentro. Amistad, Amor, Amor, Amistad. Bien, tienes bastante, es curioso, no pesa nada. Más tienes algo pesado. Haces un gran esfuerzo para tirar la rabia ¡Cómo pesa!, parecen la incomprensión, el miedo, el pesimismo. En este momento, el desánimo casi te empuja hacia dentro de la maleta. Pero tú, empujas para afuera con toda tu fuerza, y aparece una sonrisa, que estaba sofocada en el fondo de tu equipaje. Sacas otra sonrisa y otra más, y entonces sale la felicidad. Colocas las manos dentro de la maleta y sacas la tristeza. Ahora, tienes que dejar la paciencia dentro de la maleta, pues vas a necesitar bastante. Procura entonces, dejar también: fuerza, esperanza, coraje, entusiasmo, equilibrio, responsabilidad, tolerancia y buen humor. Tira la preocupación también o déjala de lado, después piensas qué hacer con ella. Bien, ¡tú equipaje está listo para ser usado de nuevo! Mas piensa bien en lo que vas a colocar dentro, ahora es para ti. Y no te olvides de hacer esto muchas veces, pues el camino es muy, muy largo por recorrer”.
La reflexión anónima anterior me recordó que todos nosotros cuando nos levantamos a diario a comenzar el día, no olvidamos nunca recoger nuestra cruz y echarla a cuestas sobre nuestras espaldas, cargando en nuestra vieja maleta, angustias, penas, malos recuerdos, culpas, miedo al fracaso, las dudas del porvenir, temores actuales y malos tratos difíciles de olvidar. La carga es, a veces, infinita. Lo peor es que algunos no saben aligerar la carga y, como se llena cada día más, un buen día revienta y lastima; es decir, se enferman y se sienten desconcertados. Nadie entiende que el espíritu fue mandando señales en forma constante, que no soportaba tanta carga y le hacía perder fuerza y brillo al alma. Entonces, ¿cuál es el secreto que tienen aquellas personas que ríen a carcajadas hasta llorar y andar ligeras de equipaje? Pues esas personas saben hasta cuánto pueden cargar, saben decir basta, eligen todo el tiempo, viven la vida hasta el fondo. Saben pedir perdón, sin quedarse con rencor, saben recibir ayuda cuando se la ofrecen y valorarla, tienen el don de dar con el corazón abierto. Ríen con todas sus ganas, son comprensivas con los que no quieren cambiar, tienen paciencia con sus sueños, aceptan los fracasos como parte de la vida, sin necesidad de atorarse en ellos. Se aman y aman a todos los que les rodean. Son humildes, abiertos a recibir todo lo que les puede ofrecer alivio. Viven la vida con todos sus sentidos, ven, escuchan y sienten, desde lo más pequeño hasta lo más grande. No son perfectas, son sabias, son perceptivas, saben vivir, guardan cada momento pasado en el alma porque saben que nada se repite de la misma manera.
Las personas cambian en cada minuto, cada situación es diferente y es bueno entenderlo así. Somos lo que pensamos, y la forma en que recordamos los hechos que fueron pasando en nuestra vida determina como vamos a actuar en el futuro. El pasado no lo podemos cambiar, entonces, si tuvo una experiencia dolorosa, para qué recordarla. No vale la pena gastar lágrimas nuevas en penas pasadas. Hay que ir liviano de equipaje por la vida, tenemos que aprender a volar, aunque creamos no tener alas. Las alas crecen en el alma, en la mente, en los sentimientos. ¿Para qué llevar equipaje?, si es tan lindo ser libre, y que esa libertad sea lo que le dé la ausencia de malos pensamientos. El amor, la caridad, la bondad, no pesan nada y son buenas compañías en todos los momentos de la vida. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.
Leave a Comment
You must be logged in to post a comment.