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Las mujeres de mi vida

Por: Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

Las mujeres de mi vida.

Las noches frías siempre me traen a la memoria tu imborrable sonrisa, el aroma tibio de tu recuerdo deleita mi alma degustando el sabor de un tierno beso que posas cada mañana en mi mejilla. Siempre estás conmigo, vives al lado mío, en mi corazón, en mi memoria, en mis recuerdos. Estás cada mañana en la tenue briza que acaricia mi faz cuando la puerta abre mi angelito, mi amada esposa. Eres mi fortaleza, el reflejo en el espejo. Mi vida misma, mi razón de ser que alienta mi existencia cada mañana.

Las noches frías me hacen recordar tu aliento, tu aroma lleno de vida, lleno de amor. Las noches frías en que me arropabas echándome una frazada las siento todavía. No dejo de recordarte, no dejo de pensar en ti. Sigues siempre a mi lado, caminas junto a mí, eres la mujer que me dio la vida que se interrumpió mas sigo aquí. Sigo tus pasos luchando, saliendo adelante. Imagino tu recuerdo, percibo tu caminar cansado, arrogando tu prestancia para imitar el talento y humildad que siempre te caracterizó, aun sabiéndola una meta imposible de alcanzar. Soy el fruto de tu amor, camino ahora al lado de una admirable compañera que tú conociste; culta mujer, luchadora incansable, dama encantadora y admirable que hechiza nuestra senda compartida por la ruta incierta de la vida, palabra inseparable de mis reflexiones que a diario plasmo con tinta indeleble para entregárselas a usted que no sé por qué me lee. Gusto de la alegría, la belleza de la vida y los escasos amigos que aún conservo y de la familia que ya también contada es a mí alrededor. Sin embargo, camino de la mente que me lleva a lugares recónditos e insospechados con la imaginación, apoyado en la prolífica lectura que jamás abandono. Vivo de los gratos recuerdos de tu memoria mas no me estanco en ellos porque mi deber y convicción es caminar sobre tierra firme que me da el presente, tampoco lo hago sobre caliginosos senderos de incierto porvenir más los preveo y anticipo a corto plazo para no divagar. Las sendas ahora son duras, agrestes, escabrosas y algunas escarpadas, más con esfuerzo indomable, procuro alcanzar para no caer y rodar hacia el despeñadero de la perdición que es la depresión, sino continuar siempre adelante. Eres el faro de luz que guía mi embarcación hacia buen puerto. Sin desesperar ni dejar de afrontar las vicisitudes de la vida, camino por su senda contigo en la mente y de la mano de mi inseparable compañera, amada esposa. El camino no ha sido fácil, algunas veces vacío pero en su mayoría repleto de generosas manos amigas prestas ayudar. No me quejo, esquivo los malos momentos y busco los buenos instantes. Caminamos, mi amada esposa y yo, juntos, de la mano a lo que venga, sembrando en el camino siempre cosas bellas, cosas buenas. Procurando Sepultar los errores, que inequívocamente los hay, y sirviendo a los demás.

Muy cerca del sendero final, no lo sé, caminamos siempre dispuestos con la misma inquietud y alegría, quizás aparente, no lo sé; caminamos siempre contentos, siempre alegres, eso sí lo sé, con la esperanza de acertar en las decisiones ante las encrucijadas que encontramos y de esquivar las penas que dan amargura y que invariablemente son más que la dulzura de la dicha que en ocasiones para algunos, es escasa. Como cualquiera, como uno de tantos más; los dos, siempre juntos, y yo, con la memoria de mi güera siempre latente en mis recuerdos; y ella, con la memoria de su madrecita linda también. Así, caminamos los dos siempre juntos, siempre unidos, de la mano y por la vida. Y yo, caminando por la incierta ruta de la vida, con las mujeres de mi vida. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

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